Cómo empezó el sexo? ¿Cómo fue su evolución hasta volverse tan multicolor y apasionado en la especie humana? ¿En qué medida nuestra vida amorosa se ve condicionada por nuestra ascendencia genética? ¿Y cómo será el sexo del futuro? En esta nueva entrega de la colección «Breve historia», David Baker dirige su mirada a una de las fuerzas más profundas y poderosas que definen a la especie humana: la sexualidad. Desde el proceso químico de dos microbios que comparten ADN, hace unos dos mil millones de años, hasta los fenómenos modernos de Tinder y sexbots, el autor nos proporciona una visión lúcida de uno de los impulsos que mueven de forma más incontestable a nuestra especie. Para ello Baker rastrea el sexo en nuestro árbol genealógico, desde los dinosaurios hasta los primates y los primeros humanos, y nos muestra cómo el sexo ha ido cambiando a lo largo de las eras cazadora-recolectora, agraria y moderna, hasta llegar a un periodo de la historia en el que la naturaleza actual de nuestra vida sexual no tiene precedentes históricos ni evolutivos.
La tragedia es, por tanto, el «vínculo de la división», aquel que, siglos después, nos hace recordar que, seguramente más que el consenso, el conflicto produce la unidad. Tal vez porque en el teatro, y no en la Asamblea, los griegos se redescubrían espectadores, y no ya ciudadanos. Y el secreto de la tragedia consiste en decir que, más allá de su pertenencia cívica a una comunidad política, los espectadores pertenecen irremediablemente a la raza de los mortales.
El mundo está cambiando. Los animales se están yendo al norte, cada vez son más frecuentes las megaolas de calor, y los incendios, más virulentos e incontrolables, son ya de sexta generación. Por no hablar de la prolongación de la temporada de mosquitos o la progresiva desaparición de las golondrinas que llegaban cada primavera. El modo en que entendamos estas señales y nos enfrentemos a sus consecuencias en lo que queda de siglo será clave para el futuro de nuestra especie.
En Calor, el periodista científico Miguel Ángel Criado se sumerge en una investigación sin precedentes sobre la magnitud de los efectos de la crisis climática en España. Quienes no consideren que el impacto en la flora y la fauna sea motivo suficiente de alarma, tal vez entiendan la necesidad inmediata de tomar cartas en el asunto si ven peligrar las industrias de las que depende este país, como la vitivinícola o la turística, o se sientan interpelados ante la dificultad cada vez mayor para sobrevivir (en algunos casos, literalmente) a los rigurosos veranos en las ciudades.