Cantar y bailar; agradecer; honrar; pasear; dormir; comer; ofrecer; hablar; tontear; leer y escribir; recordar; volver; tocar, abrazar y besar; pensar... Nacer y morir son los cabos de este recorrido por los verbos y sus honduras en los que la vida se vive y se lee con asombro. Las reflexiones que se ordenan en esta suerte de biografía filosófica es un deleite de sabiduría y conocimiento. El lector que acepte esta invitación a pensar descubrirá que la vida, en sus mínimas gestas cotidianas, se llena de significado y sentido. La travesía vital que emprende el autor conduce a pensar más allá de lo inmediato sin abandonarlo. Los infinitivos elegidos pronto se descubren como puertos en los que restaurar la curiosidad y continuar el viaje en búsqueda de la verdad. La filosofía que acompaña cada instancia visitada por el autor nunca fue más cálida y acogedora; la erudición está al servicio del entendimiento, y la brevedad al de la claridad; de ahí el título de este libro en el que cada página es un regalo porque, como señala el autor, «Saber no es solo algo que podamos tener sobre la vida, sino vida misma intensificada según un modo particular: la comprensión. Pensar lo que vivimos forma parte de vivirlo también más humanamente, más de manera plena según nuestro modo de ser».
Te quiero, eres importante para mí, cuento contigo: amistad, afecto, aprecio, atención, cuidado, son deseos imprescindibles que nos unen y por los que el corazón siente una sed innata. El ser humano necesita amar y ser amado. De todos es sabido que compartir la bondad reduce las penas y contagia la alegría. El mandamiento del amor que nos dejó Jesús nos pide que amemos a los demás y a nosotros mismos de un modo auténtico porque solo así nuestras vidas serán plenas,
Como un Dios ubicuo, los algoritmos están colonizando todos los ámbitos de la experiencia humana. Desde la estética de los restaurantes de moda hasta la creación literaria, pasando por las amistades, la música que escuchamos y los contenidos de TikTok, Netflix e Instagram, las recomendaciones basadas en la extracción de datos influyen cada vez más en nuestros gustos e intereses. Las plataformas digitales prometen una oferta personalizada, pero lo cierto es que en muchos sentidos la cultura que consumimos y producimos se ha vuelto genérica, insípida y conformista: para todos y para nadie. De ahí que urja preguntarse: ¿qué libertad nos queda cuando las opciones se eligen previamente en nuestro nombre? ¿Cómo podemos sustraernos al poder del algoritmo?