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UN JUEGO DE TRONOS CASTIZO (OF2)

María Luisa de Parma bautizó como "la trinidad" al singular triángulo que formó con Carlos IV y Manuel Godoy. Triángulo entre cuyos vértices se dirimieron las dinámicas de poder, traiciones y, sobre todo, ambiciones desmedidas y fallos de cálculo que terminarían por entregar el país a un oportuno cuarto en discordia: Napoleón Bonaparte. Con un rigor impecable y apoyándose en el estudio minucioso de las fuentes directas, Antonio Elorza recompone en este ensayo la secuencia frenética de acercamientos estratégicos, desafecciones y puñaladas entre los cuatro, pero especialmente entre Godoy y Napoleón, con los que el primero intentaba ganar para sí la legitimidad de un poder que ya ejercía de facto, y el segundo buscaba expandir su imperio. Y demuestra que, gracias a la ambición de Godoy, Napoleón pudo llevar a cabo pacíficamente la ocupación militar de España. Las consecuencias catastróficas de este juego de tronos castizo incluyen la derrota de Trafalgar, que ya hace inevitable la pérdida del imperio americano, y la posterior Guerra de Independencia, trágica destrucción de un país que reflejó Goya en sus Desastres. De otra parte, supuso también la ruina de Napoleón, quien terminó por reconocer que "los españoles se comportaron en masa como un hombre de honor" y que, después de todo, "merecían algo mejor".
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MEMORIAS DE UN HOMBRE PERDIDO (OF2)

Las imprescindibles memorias de uno de los mayores exponentes del realismo social español. «La memoria es una forma de la melancolía», escribió Damián Tabarovsky, y acaso esa afirmación sea el enunciado que mejor defina este extraordinario libro, Memorias de un hombre perdido, de Antonio Ferres. Nacido en marzo de 1924 en Madrid, el autor de estas singulares memorias es el ejemplo perfecto de escritor atravesado por la historia. «Atravesado», es decir, herido, a la vez construido y destruido. «Acontecido», valga afirmar, por esa dura historia de la España que abarca la Guerra Civil y los largos, secos y ruines años del franquismo para desembocar en una transición democrática llena de sombras y extravíos, en la que no faltan desencantos, olvidos, contradicciones e hipocresías. Encuentro y desencuentro de un hombre, Ferres, con la historia que, en su caso, adquiere relevancia especial en cuanto que va a dar lugar a uno de los rasgos más representativos de aquel largo tiempo de desdicha y mediocridad: el entendimiento como acción y gesto distintivo único, en tiempo y lugar, en deseo y voluntad, de la militancia política antifranquista y del quehacer cultural como armas de resistencia y denuncia. Política y cultura sin fronteras. Política en clave revolucionaria y cultura con vocación de compromiso. Una doble cara que, a mi entender, da carácter a buena parte de la España del siglo xx. Del prólogo de Constantino Bértolo
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MARGARITA KENNY (OF2)

Anécdotas y reflexiones fascinantes de una cantante wagneriana argentina de sangre irlandesa y alma germana que fue amada y aplaudida en Europa. Un aporte a la historia cultural de la segunda mitad del siglo XX y una celebración del arte como salvación. Margarita Kenny (Venado Tuerto, Argentina, 1915-2008) fue una cantante de ópera que debutó en el Teatro Colón de Buenos Aires en 1943. Al tiempo que se producía el ascenso del coronel Perón al poder, partió a Filadelfia a perfeccionarse y de allí saltó a una Europa de posguerra que, conforme ella demostraba su talento, le abrió paso a los escenarios más prestigiosos de la lírica internacional, especialmente, el de la Ópera de Viena, que la aplaudió por veinte años. Mezzosoprano en los inicios de su carrera, soprano dramática en su consagración, el repertorio wagneriano fue su marca: decía de sí que su sangre era irlandesa, su corazón argentino y su alma germana. Mimada de la nobleza europea en general y de la familia Wittgenstein (era íntima de Paul) en particular, antes de dejar la Argentina había trabajado como periodista en El Hogar y columnista en radio El Mundo.
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