La filosofía antigua como guía para vivir en plenitud.
Hoy en día, la búsqueda de la felicidad es una de nuestras obsesiones, hasta tal punto que muchas personas han llegado a pensar que se trata sólo de una palabra vacía. Ante la multiplicación de libros de autoayuda que
prometen la felicidad instantánea, muchos piensan que es más importante ser justo, solidario, decente, virtuoso o seguir los preceptos de una religión o una propuesta espiritual, moral o política. Sin embargo, los filósofos griegos y latinos, a pesar de discutir acerca de cualquier asunto humano o divino, estaban de acuerdo casi sin excepción en una cosa: el sentido de la vida debe ser la búsqueda de la felicidad.
En este libro conoceremos siete maneras de buscar la felicidad según los pensadores de la antigua Grecia (y algún romano). Sabremos qué pensaban de la felicidad escuelas rivales como las de los estoicos, los epicúreos, los hedonistas o cirenaicos, los aristotélicos o peripatéticos, los platónicos o los escépticos.
Ha quedado científicamente demostrado que la mayoría de mujeres tienden a sentirse asfixiadas por todos los pensamientos, las emociones y las preocupaciones que se superponen entre ellas sin freno ni control: le dan vuelta y más vuelta a todos los aspectos negativos de sus vidas, piensan en las mil formas en las que podrían haber actuado diferente o por qué no se sienten de una determinada manera. Y tanto rumiar no solo obstaculiza su capacidad para afrontar eficazmente los problemas, sino que también tiene consecuencias nefastas en su estado de ánimo, sus relaciones y su salud.
Fue un antes y un después en un año crucial. La publicación de La Edad de Plata (1902-1939). Ensayo de interpretación en 1975 supuso un momento fundacional de los estudios literarios y culturales sobre la primera mitad del siglo xx en nuestro país. La mirada lúcida e incisiva de José-Carlos Mainer abrió infinidad de caminos ubérrimos por los que han transitado muchos de los trabajos posteriores en el ámbito de estudio, por no decir casi todos. Aun así, esta obra original mantiene toda su vigencia y su atractivo, apoyada en tres virtudes luminosas: una estimulante calidad literaria, la lectura renovadora de algunas obras fundamentales y una apreciación de aquellos factores de unidad fundamentales, como la reconexión española con la Europa moderna, la relación con el público y la búsqueda del mismo, la afortunada creación de instituciones culturales, la incardinación de pedagogía y estética, la configuración de un arte nacional y la modernización radical que preside el proceso entero de una época irrepetible.