Las ideas de Friedrich Nietzsche (1844-1900) ?el eterno retorno de lo mismo, la voluntad de poder, el superhombre o la concepción dionisiaca de la existencia? transformaron definitivamente la filosofía de su tiempo y continúan ayudando a entender el nuestro. A su vez, la atormentada existencia de este pensador, marcada por la enfermedad y el hundimiento final en la locura, ilustra la soledad del genio romántico. Para esta biografía, Safranski recorre los principales episodios vitales del autor de Así habló Zaratustra, dando así la clave de los enigmas e intuiciones de un autor que, más de cien años después de su muerte, mantiene todo su poder de provocación.
Nunca como hoy la ideología ha sido a la vez tan visible y tan incomprendida, tan presente y tan ausente. Desde la izquierda se considera a menudo como propiedad exclusiva de las clases dominantes, mientras que para la derecha es algo árido y totalizador que no puede entender. Para contribuir a esclarecer este debate, el presente libro se propone como una lectura amena y enriquecedora tanto para sus protagonistas como para los que ven el espectáculo desde fuera, tanto para estudiantes como para profesores de literatura y política.
Los dos escritos aquí reunidos, publicados el mismo día de 1843 con pseudónimos distintos, son una expresión acabada del genio literario y filosófico de Kierkegaard. La repetición, firmada por Constantino Constantius, da cuenta de la tentativa aludida en su subtítulo: «Un ensayo de psicología experimental». Mediante la forma narrativa, se trata de que el concepto cobre existencia a partir de la vinculación entre «una individualidad» y «una situación». El narrador, envuelto en su propia peripecia de regresar a Berlín para determinar si la repetición es realmente posible, expone y analiza la historia de un joven enamorado de una muchacha, eco probable de la relación del propio Kierkegaard con Regine Olsen. Temor y temblor, que recibe su título de la frase paulina, viene firmado por Johannes de silentio, pseudónimo que aporta la clave de la obra: el silencio de Abraham. El elogio de la figura de Abraham y la discusión de los problemas surgidos de las variaciones interpretativas de su experiencia en el monte Moriah dan pie para tratar la «lírica dialéctica» que se establece entre el secreto y su manifestación. Frente al héroe trágico, Abraham, que encarna la relación del individuo con lo absoluto, no puede hablar: en ello radican su angustia y su paradoja, inasimilables en términos éticos o estéticos.