La filosofía medieval conecta lo mejor de la sabiduría antigua con la modernidad. Los nueve sermones que integran esta obra son en realidad verdaderos tratados especulativos sobre las grandes cuestiones metafísicas.
La Fuente de los dichos de Jesús, denominada por los estudiosos Documento Q, es uno de los textos más antiguos del cristianismo. A pesar de su carácter hipotético y de no ser un texto canónico, el Documento Q es de un gran valor para la investigación bíblica, pues no solo ayuda a conocer con mayor detalle el proceso de formación de los evangelios, sino que permite acceder a la vivencia de uno de los primeros grupos de discípulos de Jesús que se esforzó por continuar su proyecto. En este libro, además de incorporar las conclusiones que han logrado el consenso de los expertos, el autor defiende la necesidad de leer el texto del Documento Q en el contexto actual. La presente edición revisada incorpora precisamente un nuevo capítulo sobre la forma de entender el seguimiento de Jesús que incluye a hombres y mujeres por igual.
Como sociedad, estamos olvidando que casi todos los sucesos extraordinarios que han tenido lugar en la historia los han llevado a cabo personas que creían en los valores judeocristianos y en el poder de la razón nacido en la Grecia clásica. Estas ideas pueden resumirse en dos nociones relacionadas. La primera, que todos los humanos están hechos a imagen de Dios y la segunda, que los humanos nacen con una capacidad de razonar que les permite explorar el mundo.
Esos valores, cuya historia relata de manera asombrosamente ágil y profunda este libro, permitieron el nacimiento de la ciencia, el sueño del progreso, los derechos humanos, la prosperidad, la paz y la belleza artística. Construyeron Occidente, derrotaron al nazismo y el comunismo, sacaron a miles de millones de personas de la pobreza y les proporcionaron un objetivo moral.
Sin embargo, hoy en día el sectarismo, el hedonismo, el progresismo, los gobiernos autoritarios de izquierdas, el feminismo y el materialismo científico están a punto de echar a perder los logros conseguidos.
No debemos permitirlo. El lado correcto de la historia es, al mismo tiempo, una explicación de los valores judeocristianos y la ley natural griega responsables de la grandeza de Occidente y la mejor defensa que se puede hacer de ellos.