La guerra de Troya como nunca la habían contado: espectacular, vibrante, divertida y conmovedora.
El rapto de la hermosa reina griega Helena por el príncipe troyano Paris desencadena una guerra entre ambos pueblos. Los griegos mandan a su flota y sitian la ciudad de Troya. El conflicto se prolongará diez años, y causará mucho sufrimiento y muchos muertos. Intervendrán héroes como el valeroso Aquiles o el astuto Odiseo y dioses como el mismísimo Zeus. Y también un celebérrimo caballo de madera.
¿Quién mejor que Stephen Fry para contar esta historia de la antigüedad con palabras y miradas actuales? El autor y actor, que en sus anteriores Mythos y Héroes ya nos deleitó con sus repasos a la mitología griega, vuelve a la carga en plena forma. Esta es una historia que lo tiene todo: heroísmo, venganza, amor, ideales, brutalidad, traición, desesperación, violencia extrema, dolor, esperanza… Las pasiones que mueven a los seres humanos del pasado y del presente.
Y es que el mito de la guerra de Troya, que nos cuenta este libro trepidante, amenísimo y rebosante de información, no es mera arqueología literaria, sino una historia con temas muy actuales. Fry nos ofrece un festín, con su portentosa capacidad narrativa y sus impagables toques de humor.
A finales de los noventa, en dos pequeños pueblos de la Bassa Modenese, una zona situada en el centro norte de Italia, los servicios sociales separaron a dieciséis niños de sus familias y los enviaron a otros lugares del país. Los padres eran sospechosos de pertenecer a una secta de pedófilos satánicos que realizaban rituales nocturnos en el cementerio bajo supervisión de un cura católico muy querido por los vecinos. Son los mismos niños los que relataron a los psicólogos y asistentes sociales estas escenas horribles y atroces. La red de monstruos que describieron implicaba a madres, padres, hermanos, tíos y conocidos, pero lo cierto es no hay ni un testimonio de una persona adulta. Nadie ha visto ni oído nada. ¿Es posible que en este rincón del mundo se haya impuesto una ley del silencio tan profunda y eficaz?
La realidad de los hechos emergerá bajo una luz nueva, más escalofriante que la anterior. Sin embargo, para muchos será demasiado tarde, aunque alguno de ellos tendrá una nueva oportunidad.
Si hay un conflicto que está definiendo ahora mismo la geopolítica mundial es la guerra de los chips. Todas las tecnologías actuales, de los misiles a los microondas, de los smartphones a los coches, funcionan con semiconductores. La economía mundial, el equilibrio de poderes, la supremacía militar y el desarrollo industrial dependen de su producción constante. Hasta hace poco, Estados Unidos era el principal productor de semiconductores, lo que le permitía mantener su liderazgo como primera superpotencia mundial. Sin embargo, su posición dominante se ve cada vez más amenazada por competidores de Taiwán, Corea, Europa y, sobre todo, China, que inyecta anualmente miles de millones en un programa de fabricación de procesadores con el fin de alcanzar a su competidor estadounidense. No solo está en juego la prosperidad económica de Estados Unidos, sino también su superioridad militar.