El anticapitalista accidental medita, en el tiempo difuso de su duermevela contrariada, sobre el éxito del capitalismo y el fracaso del anticapitalismo.Nuestro protagonista se duele de una historia que no pudo ser y que cuando fue resultó una pesadilla. La reflexión que nos ofrece es la valoración melancólica de un pasado, que también fue el suyo, y la consideración,entre fascinada y reticente, del triunfo de un correoso enemigo. Está convencido de que el anticapitalismo hizo todo lo necesario para perder y finalmente perdió. Como verán, lo que más le llama la atención del éxito del capitalismo es lo que este tiene de economía moral. Como no se cansa de repetir, esto es lo que finalmente ha hecho que el capitalismo haya podido conformar el sentido común de nuestro tiempo en cuestiones decisivas que ingenuamente creeríamos contrarias al mismo
¿Cuáles son las megalópolis que tienen un mayor papel de interconexión?
¿Qué papel juega la red global de cables de internet en los conflictos mundiales?
¿Qué importancia tiene el control de recursos estratégicos como el litio o las tierras raras?
En un tiempo marcado por la sucesión de la crisis de la globalización, la pandemia mundial, la guerra de Ucrania y el recrudecimiento del conflicto palestino-israelí, disciplinas como las relaciones internacionales, la estrategia militar y la política exterior han vuelto a ocupar un lugar preponderante en el debate público. Sin embargo, muchos de estos análisis pecan de un exceso de precipitación y superficialidad.
¿Ya llegamos? recoge los ensayos escritos por Berman durante la última década, donde por una parte ahonda en el proceso de desmoronamiento de la hegemonía estadounidense, y cómo factores como el crecimiento de la deuda y la pérdida de libertades civiles y vigilancia masiva de sus propios ciudadanos son una prueba irrefutable del mismo, entre varios ejemplos más. Igualmente, reflexiona sobre temas vinculados con la identidad individual, la obsesión y la transferencia pues, como ha dicho en una de sus frases más célebres: «Una idea es algo que posees, la ideología es algo que te posee a ti». Así que Berman explora lo que parecería ser la necesidad humana de aferrarse a algún sistema de creencias dado, en buena medida debido a la incapacidad de afrontar asuntos como el silencio o el vacío.
Finalmente, con una mirada también hacia el futuro, Berman se pregunta qué alternativas puedan existir frente a la descomposición, delineando modelos alternativos donde el crecimiento, la expansión y acumulación ilimitadas no sean ya los ejes rectores que estructuran buena parte de la vida en sociedad.