Sufrimiento y cambio en psicoterapia. Teoría, investigación y tratamiento rinde un homenaje a las investigaciones pioneras de Michael J. Mahoney (1942-2006) sobre los procesos de cambio humano en psicoterapia y trata de continuar con su legado reflexionando sobre algunos de los principales retos contemporáneos en este campo. La psicoterapia no puede concebirse como una simple tecnología para el diagnóstico y tratamiento de problemas de salud mental. La psicoterapia verdaderamente versa sobre procesos complejos y difíciles de sufrimiento y cambio humano. Así, el sufrimiento, más que como un enemigo a erradicar, debe entenderse como un potente catalizador de transformación. Si lo extinguimos sin conocer sus orígenes y funcionamiento, se convertirá en una de las principales fuentes de deterioro y cronicidad en salud mental. Este libro enfatiza la necesidad de abordar el sufrimiento y su cambio de manera individualizada, bajo un enfoque contextual y decididamente integrador, evitando la inútil confrontación entre modelos teóricos y desafiando ciertos marcos actuales que no reflejan la realidad clínica. No ofrece recetas ni soluciones rápidas, sino reflexiones prácticas sobre cómo trabajar desde una visión psicoterapéutica de forma más precisa y efectiva que realmente ayude a los seres humanos a iniciar revoluciones personales que mejoren sus vidas. Aunque, en esencia, este libro se ha concebido para apoyar la formación en psicoterapia de los residentes de psicología clínica, también puede ser de gran utilidad para estudiantes de psicología, profesionales de la medicina, psiquiatría o áreas afines, así como para cualquier persona interesada en los trastornos mentales y la psicoterapia.
Diario de Berlín es un clásico, la mejor crónica de la Europa de entreguerras, un libro que sigue siendo de lectura obligada para conocer el período más oscuro y fascinante del siglo XX.
Publicado por vez primera en 1941, la clarividencia, la pasión y la tensión de Diario de Berlín encontraron un público ávido de información y lo convirtieron de inmediato en un texto de referencia sobre el torrente de acontecimientos que se sucedían en Europa.
La férrea censura de los nazis obligó a Shirer, corresponsal en Berlín de la CBS, a reservar lo mejor de su lucidez e inteligencia para su diario personal. Sus extraordinarias anotaciones constituyen la crónica periodística que no pudo transmitir. Iluminado por un profundo conocimiento de la vida alemana y europea de la época y la comprensión de las corrientes más profundas de la política internacional, en sus páginas presenciamos el arrogante avance del Tercer Reich y la imparable marcha de Europa hacia la guerra.
Diario de Berlín demuestra que el periodismo a veces no solo es el primer borrador de la historia, sino su mejor versión.
Willliam Shirer ejerció como corresponsal en Berlín para la CBS desde 1934 hasta 1941. Sus apasionadas crónicas, pioneras en ese género, pronto llamaron la atención de los censores nazis, que escrutaban con atención su trabajo. El avance de la guerra propició el crecimiento de la propaganda y dificultó enormemente el trabajo de corresponsales como Shirer, quien decidió escribir un diario en paralelo donde dejar testimonio de todo aquello que no podía decir en sus célebres alocuciones. Su Diario de Berlín quedó interrumpido abruptamente en 1941 a causa de su expulsión del país y su regreso a Estados Unidos. Shirer tuvo que abandonar Alemania en mitad de la guerra, cuando media Europa estaba en llamas y la mayoría de su población judía en los campos de exterminio.
Regreso a Berlín es la esperada continuación de su diario berlinés y su personal ajuste de cuentas con el Reich de los mil años que vio su fin mucho antes de lo previsto. Iniciado en Estados Unidos durante 1944, nos informa de la creación de un nuevo organismo: la Organización de las Naciones Unidas, y anticipa la importancia que tendría en la gestión del marco geopolítico que surgirá después de la guerra. En 1945 vuelve a Europa por fin, al París recién liberado, y regresa a Berlín, ciudad devastada por los últimos meses del conflicto. Desde allí viaja a Nuremberg para cubrir los juicios contra los jerarcas nazis y ofrece una vez más su brillante interpretación histórica de los acontecimientos que vive, a la par que deja traslucir cierta actitud pesimista frente al mundo surgido de las cenizas de la guerra.