En el colegio te decían que eras inteligente pero vago. Te consideras perezoso, aunque te esfuerzas. Te despistas y no te enteras de lo importante en las conversaciones. Pierdes objetos y nunca recuerdas dónde aparcas el coche. Llegas tarde a todas partes y procrastinas mucho. Cambias de humor sin saber por qué y confundes horas, fechas y lugares. Te aburres con facilidad y dejas las cosas a medias. Haces gastos innecesarios. Interrumpes las conversaciones. Vives en una sensación de caos continuo. Padeces ansiedad o tendencias adictivas. Has visitado psiquiatras y psicólogos, pero sientes que no te entienden.
El poderoso Rey Sol no se rinde jamás. Pero el autor nos ofrece otro retrato: el de un príncipe que quería ejercer un oficio, el de jefe de Estado. Es el rey más famoso del panteón nacional francés, y es también una marca comercial, con Versalles. Escribir su vida es un desafío para el historiador, ya que el individuo desaparece tras el mito del monarca absoluto.
Pero es posible hablar de otro Luis XIV, más cercano y real. Recorrer los pasillos del poder nos permitirá descubrir la sensibilidad de un monarca que llora, gime, sufre, titubea, y es capaz de repensar su autoridad durante los años de penuria y miseria. Porque este libro es también la biografía política de un rey que, como ningún otro, quiso no solo reinar, sino gobernar bien a los hombres.