Año 1793: Luis XVI ha sido ejecutado y Europa entera contiene el aliento. María Antonieta aguarda su turno mientras la Convención Nacional está más dividida que nunca: girondinos, jacobinos… la tensión y la violencia política se palpa en el ambiente, la guerra ha estallado fuera y dentro de Francia, y el epicentro de esa inmensa turbina histórica es la sobrepoblada ciudad de Paris, marco de la Revolución francesa, un acontecimiento que cambió la historia.
En este viaje aprenderemos a saber qué ha llevado a la situación actual, conoceremos todo el panorama de las diversas corrientes políticas, todos los estratos sociales, el papel de la mujer, los militares, la abogacía, el clero. Desde las Tullerías a las catacumbas, aprenderemos a quién temer y a quién debemos arrimarnos. Adquiriremos las virtudes del buen ciudadano, adoptaremos las técnicas del mejor orador, y sabremos en todo momento cómo evitar comportamientos calificados como antirrevolucionarios. Dominaremos, en suma, todos los resortes de una ciudad, con único objetivo: participar en los hechos sin que nuestra cabeza acabe en un cesto.
La película de George Cukor de 1944, que popularizó el término gaslighting (o luz de gas), describe las manipulaciones del marido de Paula para llevarla al borde de la locura al hacerle dudar de su percepción de la realidad.
En Luz de gas, la filósofa Hélène Frappat ofrece una definición histórica, sociológica, política y filosófica de este fenómeno que ha trascendido las fronteras de las relaciones personales para convertirse en una herramienta de control más en todos los ámbitos. Desde la manipulación en las relaciones interpersonales hasta el negacionismo histórico, Frappat nos demuestra cómo el gaslighting no constituye solo una forma de maltrato físico y psicológico (especialmente hacia las mujeres), sino también un sistema diseñado para socavar los cimientos de la verdad y de la realidad.
Mediante una profunda lectura filosófica, Frappat nos invita a conocer y descifrar este concepto clave en los movimientos de liberación de la mujer y la teoría feminista, mostrando cómo ha pasado de ser un recurso cinematográfico a convertirse en una de las nociones centrales del debate público contemporáneo.
Un recorrido por la memoria familiar siguiendo las huellas geográficas, mentales y sociales de todo un siglo en nuestro país.
Tal vez el más difícil de los sujetos de estudio sea nuestra propia familia. Esta historia nace del relato fragmentado e interrumpido de los abuelos, pero también de la vivencia del conflicto como historiador del autor, Gutmaro Gómez, que es a la vez el hijo que vive el deterioro y la precariedad en la que viven sus mayores y el padre que ve como sus hijos mantienen y reproducen muchas de las claves heredadas del pasado a pesar de la distancia generacional y tecnológica.
Los descendientes nos ofrece una visión de conjunto de todo un siglo a través de los archivos, las imágenes, los recuerdos y las experiencias familiares, y trata de explicar, en definitiva, por qué la historia se ha convertido en un arma de polarización y de división política en nuestros días. El lector tiene en sus manos un tratado de recuerdos, de fronteras, de llamadas perdidas. Un mapa de las huellas geográficas, mentales y sociales de un tiempo, un país, un continente. Una historia de los afectos, de los miedos y los fracasos que se transmiten en el hogar. Una guía, un antídoto para el dolor de adentrarnos en los silencios, en las pistas falsas y mentiras que nos legaron nuestros seres queridos.
Recuperamos El pliegue, del reconocido filósofo francés Gilles Deleuze, en el que, entrelazando conceptos de la estética barroca y la filosofía de Leibniz, explora la complejidad y multiplicidad del universo y nos presenta una nueva manera de entender el mundo y la realidad.
El pliegue ha sido siempre una constante de todos los períodos artísticos, pero el Barroco fue el que lo condujo hasta sus propios límites. La condición inequívocamente barroca de la filosofía de Leibniz, por ejemplo, encuentra su justificación en que todo se pliega, se despliega y se repliega. Leibniz entiende el alma como una «mónada», sin puertas ni ventanas, que obtiene sus más claras percepciones de un sombrío fondo. El alma, así como el interior de cualquier capilla barroca, cuyas aberturas resultan imperceptibles para el que la observa desde dentro, también está llena de pliegues oscuros.
Lanzándose a la ingente tarea de descubrir un Neobarroco moderno, esta obra se dedica a seguir la historia del pliegue infinito en todas las artes: en la poesía de Mallarmé y la novela de Proust, en la obra de Michaux, en la música de Boulez y en la pintura de Hantaï. Una especie de neoleibnizianismo que no ha parado de inspirar a las más diversas teorías filosóficas.
Los meses finales de la Segunda Guerra Mundial en Europa fueron el periodo más sangriento y destructivo de todo el conflicto; también el más confuso y menos conocido. Cada día, por término medio, treinta mil seres humanos perdían la vida en los distintos frentes, en las ciudades bombardeadas, en los convoyes de refugiados que huían del Ejército Rojo, en los navíos que se arriesgaban a navegar por el mar Báltico, en las prisiones y los campos de concentración, en los trenes, en los caminos por los que se evacuaba a los deportados…
Hitler fue el gran responsable de esta orgía de muerte y destrucción. Mermado por la enfermedad, acorralado, cuestionado u odiado por su propio pueblo, obligado a vivir bajo las bombas en un agujero húmedo, siguió alimentando la hoguera hasta el final.
Para comprender este horror, Jean Lopez hace una minuciosa reconstrucción de los últimos días del Führer, siguiéndole desde el 15 de enero de 1945, fecha de su regreso definitivo a Berlín, hasta su muerte, el 30 de abril, y aborda también algunos episodios importantes de ese periodo, como las marchas de la muerte, las verdaderas pérdidas militares alemanas o los crímenes de guerra soviéticos.
Aurora Venturini irrumpió como un ciclón en la literatura argentina a los ochenta y cinco años al ganar un premio dedicado a descubrir nuevas voces. El jurado de aquel certamen no tenía noticias previas de ella, y fue tal el desconcierto inicial y el estruendo posterior que provocó, que la anécdota se sigue explicando con cada nuevo libro de Venturini que se publica. Pero ¿quién había sido antes?; ¿por qué no era conocida? Dueña de un estilo excepcional, alejada de los circuitos literarios de la época, Venturini llevó una vida reservada en su ciudad natal, La Plata, desde donde viajaba con frecuencia a Europa en busca de sus ancestros. En sus textos, fue dando forma a una carrera plagada de datos falsos, que contribuyeron a crear la insólita aura de misterio que siempre la acompañaba. Liliana Viola, albacea de su legado, se adentra en su obra —la publicada y la inédita— para rescatar a una genia singular, la genuina autora de Las primas. Esta no soy yo es la biografía de una narradora portentosa, que se lee con el mismo asombro que despierta cualquiera de sus deslumbrantes novelas.
El padre José Antonio Fortea ofrece una exploración exhaustiva y minuciosa del concepto teológico del purgatorio, abordando su naturaleza, historia, geografía y las implicaciones espirituales para las almas que lo transitan. A lo largo de cuatro partes profundamente desarrolladas, se examinan diversos aspectos del purgatorio, brindando una visión completa y esclarecedora de esta doctrina cristiana.
Esta obra traza una historia del purgatorio, mostrando la evolución del concepto desde sus orígenes antes de la redención hasta su formulación en la teología cristiana. Examina con detalle el papel del libre albedrío en el purgatorio, la mejora accidental del grado de gloria y el descenso de Cristo a las regiones inferiores.
Uno de los capítulos más destacados es el dedicado a la «geografía del purgatorio», que seguramente captará la atención del lector. Se aborda en profundidad el sufrimiento de esas almas y su relación con la teología de la resurrección.
Finalmente, el padre Fortea cierra el texto con el apartado «últimas consideraciones sobre el purgatorio», donde ofrece reflexiones finales sobre las fases temporales de la expiación y la forma en que podemos imaginar a las almas que transitan por este proceso de purificación.
“A estas criaturas las entiendo y asumo como santos. Gentes llagadas, sufrientes, vitales y extravagantes. Vivieron (algunos lo hacen) al límite de las convenciones. Deflagran las costumbres respetables. Poetas, novelistas, actrices, músicos, cantaores, forajidos de la normalidad, paseantes de infiernos sucesivos, de paraísos artificiales, de realidades estropeadas. Su atractivo es múltiple y dinamitero. Algunos de ellos ayudaron a hacer Historia y otros son necesarios para completarla. Sus semblanzas forman una familia singular, casi una novela de existencias dispuestas como un gran incendio. Como un bosque de creadores que arden y sufren y se divierten y aceptan el riesgo como único dios verdadero.”