La guerra de Vietnam fue mediática y desgarradora, y cambió el modo de hacer la guerra. Un grupo de personal sanitario español fue enviado por el Gobierno de España. Este es su relato.
La guerra entre Vietnam del Norte y del Sur (1955-1975) fue un conflicto largo y cruel, enmarcado en una Guerra Fría de alcance mundial y de fuerte tensión política. En los años sesenta participó en ella un puñado de sanitarios militares españoles a través de la Misión Sanitaria Española de Ayuda a Vietnam del Sur.
Ramón Gutiérrez de Terán fue el que más tiempo permaneció allí de todos ellos, y su particular historia, narrada con detalle al autor de este libro, ofrece un relato de primera mano sobre aquel mediático y desgarrador conflicto, la misión humanitaria española, los movimientos antibelicistas, el aislamiento del régimen de Franco e incluso la presencia colonial española en el Sahara. Porque Vietnam es la historia de un conflicto que marcó la forma de concebir el mundo y hasta la propia guerra. Desde Vietnam, ya nada sería igual.
El Genji Monogatari, cima de las letras japonesa y obra maestra universal, nació alrededor del año mil en el refinado y sofisticado mundo de la corte imperial. Su autora concibió un colorido cosmos de relaciones humanas protagonizadas por apuestos príncipes y hermosas damas, que pueblan un escenario de elegantes palacios, suntuosos aposentos y delicados jardines, y definió los ideales morales y estéticos de la cultura japonesa.
A finales del siglo XIX, en un Japón que se modernizaba a marchas forzadas, Ogata Gekko buscó inspiración en el estilo clásico para su serie Cincuenta y cuatro capítulos del Genji. Estas exquisitas estampas publicadas entre 1892 y 1895 ilustran los episodios más célebres de la novela de Murasaki Shikibu y proclaman el indiscutible talento artístico de su autor.
Cuando solo tenía once años perdí a mi madre. Eso me convirtió en una mujer rebelde e independiente siendo todavía una niña, y me tocó enfrentarme a cosas a las que nadie debería afrontar a esa edad. Mi infancia fue difícil, pero también viví una emocionante y trepidante juventud.
Empecé a trabajar en la radio, donde conocí a José Manuel Parada. Nos enamoramos y nos mudamos a una Barcelona moderna, que vivía unos años convulsos pero que era la puerta a Europa. Estaba llena de artistas y gente con nuevas ideas, diferente a la que yo había conocido en Madrid y en Galicia cuando era una niña y una adolescente. Allí comencé a trabajar en la prensa del corazón, de la que me enamoré y sigo estando muy orgullosa. Durante aquellos años setenta, experimenté y aprendí a vivir en libertad, a pesar de que la dictadura franquista todavía no había terminado. Fue en esa época cuando descubrí que podía amar a quien yo quisiera, independientemente de su género.
En un curioso giro del destino, me enamoré de la persona más insospechada. Ahora estamos casadas y llevamos más de treinta años juntas. He entrevistado a importantes artistas que luego se han convertido en amigos, como Bárbara Rey, Borja Thyssen, Carmen Cervera, Isabel Pantoja y un largo etcétera. Con mi salto a la televisión, mi popularidad creció. He vivido muchas cosas, pero no fue hasta que participé en el reality Supervivientes durante once semanas que conseguí reconciliarme conmigo, con mi historia y con los demás bajo una preciosa noche estrellada.