«La guerra de Ucrania acabará, pero la amenaza del Sahel seguirá ahí». Javier Colomina, representante de la OTAN para el flanco sur.
El Sahel es un cinturón que recorre África de este a oeste, desde el mar Rojo hasta el Atlántico. En él viven unos 400 millones de personas repartidas en diez Estados, sometidas a sequías devastadoras, la expansión del terrorismo yihadista, inestabilidad política, golpes de Estado, conflictos armados intermitentes y riesgo de hambrunas. Los problemas de la región se retroalimentan, atraviesan fronteras y suponen una grave amenaza.
Escenarios terribles como las masacres en la franja de Gaza y la guerra en Ucrania han acaparado la atención internacional, dejando en el olvido otros conflictos igualmente crueles, como los de algunos países de África y Asia (por ejemplo, Myanmar, antigua Birmania). Desde abril de 2023, los sudaneses padecen una guerra y una crisis alimentaria atroz de las que apenas llegan imágenes a los televisores europeos y americanos. Sudán forma parte del Sahel, y es en esa franja africana donde se está gestando un conflicto internacional capaz de cambiar sustancialmente el mapa geopolítico mundial, si no la próxima y más catastrófica confrontación bélica.
En el Sahel, muchos actores poderosos maniobran simultáneamente en varios tableros de ajedrez, donde las alianzas cambian con rapidez. Es también allí donde surgen y se incrementan factores desestabilizadores que pueden irradiar hacia el resto del continente africano y Europa.
¿Por qué estuvo el mundo al borde de la Tercera Guerra Mundial en dos ocasiones tras la Crisis de los Misiles?
¿Qué provocó el hundimiento del USS Scorpion, uno de los mayores misterios de la Guerra Fría?
¿Es cierto que varios tripulantes del Kursk sobrevivieron durante días mientras el gobierno ruso retrasaba los esfuerzos de rescate?
SUMÉRGETE EN LA HISTORIA DEL ESPIONAJE Y LA SUPERVIVENCIA EN LAS PROFUNDIDADES DEL OCÉANO
Durante la Guerra Fría, bajo la superficie de los océanos, se libraba una batalla silenciosa, llena de enigmas y misiones imposibles. Un ejemplo de ello fue la intervención secreta de los buzos del USS Halibut en una base soviética, o la operación encubierta de la CIA para recuperar un submarino estratégico soviético hundido a 4000 metros de profundidad, todo esto sin ser descubiertos ante los ojos del mundo. También destaca la recuperación, por parte de la US Navy, de una bomba termonuclear perdida en las aguas de Almería, utilizando minisubmarinos pioneros y con la colaboración de un pescador.
LA TRANSICIÓN DEL ANTIGUO RÉGIMEN A UN ESTADO MODERNO CIMENTADO EN UNA CONSTITUCIÓN.
Este periodo crucial supuso la transición de un Estado basado en el Antiguo Régimen a uno moderno, cimentado en una Constitución que definiera la soberanía, los derechos individuales y la separación de poderes, creando un marco armónico y aceptable para todas las familias políticas.
El proceso, sin embargo, no estuvo exento de complicaciones. La discrepancia en los medios para establecer este nuevo orden, ya fuera mediante la revolución o la reforma, y la dificultad de equilibrar la libertad como motor de progreso con la necesidad de un Estado fuerte, añadieron capas de complejidad. Jorge Vilches, con su claridad y rigor, nos ofrece una visión detallada de esta situación, revelando cómo emergieron dos campos bien definidos: los conservadores, que priorizaban el orden como condición indispensable para las libertades, abogando por reformas viables; y los liberales, que veneraban la revolución como herramienta para cambiar el país en nombre del pueblo, en detrimento de los elementos «reaccionarios», y que demandaban un gobierno revolucionario exclusivo.