Durante mucho tiempo, la Pax Romana se ha venerado como una edad de oro. En su apogeo, el Imperio romano se extendía desde Escocia hasta Arabia, y en él vivía en torno a una cuarta parte de la humanidad. Era el Estado más rico y formidable que el mundo había visto hasta entonces.
Pax narra la deslumbrante historia de una Roma en la cúspide de su poder, historia que comienza en el 69 d.?C., cuando cuatro césares gobernaron el imperio en fugaz sucesión, y termina siete décadas más tarde, con la muerte de Adriano. Desde el brillo de la capital hasta los reinos allende las fronteras romanas, el célebre historiador Tom Holland retrata el imperio en todo su esplendor. Asistiremos absortos a un desfile de espectaculares e impactantes escenas, como la destrucción de Jerusalén y Pompeya, la construcción del Coliseo o las conquistas de Trajano. Holland hace que los romanos cobren vida ante nuestros ojos, desde el más humilde esclavo hasta el emperador, y muestra cómo la prosperidad de la paz romana se construyó también gracias al poder sin precedentes de las legiones.
Pocos escritores han tenido una vida tan paradójica como H.P. Lovecraft, el excéntrico y solitario «escritor de espantos» de Providence. Considerado por todos como el gran maestro del horror sobrenatural contemporáneo, fue «el príncipe oscuro y barroco de la historia del horror del siglo xx», en palabras de Stephen King. Sin embargo, Lovecraft murió en el más completo anonimato, sin haber visto editado en vida ni un volumen con sus narraciones. Fue un misántropo incurable, y sin embargo fue muy apreciado por todos los que le conocieron, y se vio rodeado por un círculo de fieles admiradores que lucharon denodadamente para rescatar su obra del olvido. Intelectualmente, fue un convencido materialista científico, aunque también se dejó seducir por teorías racistas seudocientíficas, ideas que abandonó en sus últimos años para convertirse en una especie de demócrata liberal que consideraba ineludible el advenimiento del socialismo en una era futura.
En todos los periodos históricos de relevancia, los medios de comunicación públicos han sido fundamentales para proporcionar información contrastada y de calidad. El conflicto actual entre Rusia y Ucrania, así como ciertos contextos de populismo autocrático, han evidenciado las dificultades y retos que pueden surgir, especialmente la tentación del intrusismo progubernamental que puede alejar a las gobernanzas de sus obligaciones de garantizar una información independiente y verificada para los ciudadanos.
La reciente experiencia postpandémica ha demostrado aún más la responsabilidad de los medios de comunicación. Esta coyuntura sin precedentes, resultado del confinamiento global, marcará un hito en la evolución de la comunicación global.
Ante estas circunstancias, este libro propone un debate esencial sobre el papel que deben desempeñar los medios de comunicación públicos. Ofrece una reflexión crítica sobre el periodismo como mediador social y su rol en la reconfiguración del espacio público. Se analizan las causas y consecuencias de la crisis de la mediación periodística, se exploran nuevos enfoques periodísticos y prácticas de verificación, y se presta atención a la emergencia de discursos polarizadores en la sociedad.