¿Cómo aceptar los límites intrínsecos de nuestra existencia? ¿Cómo tomar buenas decisiones cuando siempre estamos desbordados? ¿Y si, para ser verdaderamente productivos, tuviéramos que dejar que las cosas sucedan en lugar de provocarlas? En su nuevo libro, Burkeman insiste en la importancia de liberarse de los ideales y los retos inalcanzables y propone un cambio de paradigma adoptando el imperfeccionismo como filosofía de vida. Si Cuatro mil semanas abordaba la aceptación de los límites de la existencia humana, este nuevo libro nos enseña a volver a lo esencial y escapar de la presión constante de una sociedad que nos empuja a la acumulación. Inspirado en la sabiduría de los antiguos maestros, la literatura clásica, la religión y la psicología, ofrece herramientas prácticas para redescubrir el sentido de la vida. Concebido como un retiro espiritual de 28 días, esta obra es una guía esclarecedora para establecer objetivos alcanzables y llevar una vida más sana, libre y feliz.
Cuando uno estudia geografía, los países parecen concretos, sólidos y perfectamente ubicados. Pero, cuando uno hace zoom en el mapa, empiezan a aparecer fenómenos extraños:
Un pueblo con mil fronteras
Dos continentes separados por una cuerda azul
Una casa rural que invadió Portugal al ampliar la cocina
Un monte donde no pueden entrar mujeres (ni catalanes).
Este libro es un símbolo de la cultura y las civilizaciones: en él conviven una multitud de historias para contarnos cómo ha evolucionado la humanidad, y lo hace centrándose en cincuenta obras cuya influencia ha sido clave a la hora de moldear percepciones y realidades, desde El príncipe de Nicolás Maquiavelo o El Quijote de Miguel de Cervantes hasta Breve historia del tiempo de Stephen Hawking o El segundo sexo de Simone de Beauvoir.
Este ensayo se convierte así en un asombroso viaje a través de distintos hitos históricos y literarios al tiempo que desgrana innumerables anécdotas y curiosidades fascinantes, como el hallazgo de las tablillas del Poema de Gilgamesh y cómo se llevaron a cabo su traducción y transcripción, o el análisis de la influencia de Homero en Shakespeare (e incluso en La guerra de las galaxias, según sugieren algunos).
El 27 de agosto de 1950, el escritor piamontés Cesare Pavese se suicidó en la habitación número 49 del Hotel Roma, en Turín. Dejó una nota de disculpa, algunos poemas y un diario: El oficio de vivir. Pierre Adrian, mientras recorre con su pareja algunos lugares favoritos de Pavese, profundiza en el último verano de un escritor perseguido por la idea del suicidio. Y en toda la biografía de Pavese, en sus libros y lecturas, en sus ideas y sus amistades, Adrian ha buscado algo que nos ayude, pese a todo, a la dolorosa tarea de vivir. Pavese aparece así, a lo largo de estas páginas, como un compañero de viaje taciturno y sincero.
Las grandes ideas de los entrenadores de fútbol más sabios del mundo.
El fútbol es una batalla de ideas. Los equipos se enfrentan a partir de conceptos pensados por sus entrenadores y buscan “convencer” al contrario del modo más rotundo: venciéndole e imponiendo su idea propia.
Desde sus orígenes, el fútbol ha desarrollado grandes ideas que han evolucionado, han chocado entre sí, se han hibridado y mutado por deseo o necesidad, generando grandes escuelas de pensamiento futbolístico.
El fútbol no ha hecho más que emular a la filosofía, como si se tratara de universos paralelos, tal como dijera en su día Zlatan Ibrahimovic sin percatarse de que su afirmación no era ningún insulto sino una definición exacta de este deporte, detrás del que se ocultan grandes ideas.
En Farmaconomía, el periodista Nick Dearden cuenta su investigación que le hizo darse cuenta del modo en que producimos nuestros medicamentos y descubre que las grandes farmacéuticas nos están fallando, con consecuencias catastróficas. A esas grandes empresas les interesan más los beneficios que la salud. Eso quedó claro cuando los gobiernos se apresuraron a producir vacunas durante la pandemia de COVID-19. Detrás de los tan cacareados avances científicos, realizados sobre todo con fondos públicos, las grandes empresas encontraron nuevas formas de sacar miles de millones más a los gobiernos de Occidente mientras abandonaban al Sur Global.
Los amemos u odiemos, pensemos que son sexis o extraños, los podamos considerar demasiado grandes o demasiado pequeños, o todo lo contrario, la humanidad mantiene una relación complicada con los culos. Es una parte del cuerpo que sólo nuestra especie posee, clave para su evolución y supervivencia, y aún así ha llegado a significar mucho más: sexo, deseo, humor, vergüenza.
Esta historia cultural nos lleva desde las salas de espectáculos del Londres del siglo XIX hasta los estudios de aeróbic de la década de los ochenta, desde aquel Baby Got Back de Sir Mix-a-Lot a las montañas de Arizona, donde cada año humanos y caballos compiten en una hazaña de resistencia de sus glúteos. Biólogos evolutivos que estudian cómo se desarrollaron los primeros traseros, modelos cuyas medidas han definido la talla de vaqueros para millones de mujeres, y gurús del fitness que crearon tendencia, el presente libro también pone el foco en el sesgo racial a través de figuras como Sarah Bartmann, Josephine Baker, Jennifer López y otras mujeres cuyos traseros han sido idolatrados, envidiados y despreciados.
La inteligencia artificial ha dejado de ser un argumento inquietante de las películas de ciencia ficción para convertirse en una cuestión tan real como urgente. Su evolución y los inevitables debates éticos que acarrea nos incumben a todos, pero suele delegarse esta responsabilidad en los propios directivos de las empresas tecnológicas, a menudo coaligados con quienes tienen intereses económicos.
Abrumados por un mundo que no terminamos de entender y que intuimos atractivo y peligroso, miramos hacia otro lado. Pero ¿estamos dispuestos a dejar un asunto tan delicado como el futuro de la humanidad en manos de una minoría? ¿Cómo garantizamos que los algoritmos no perpetúen sesgos y discriminación?, ¿Cómo deberíamos gestionar un fallo médico cometido por un robot?
Con Augusto acaba la República y se inicia el Imperio. Acaba el mundo antiguo y la civilización romana se hace universal, así comienza el mundo moderno.
Con el Imperio, la ciudadanía acabará dejando de ser un privilegio de una minoría opresora, a un derecho de nacimiento que integrará a todos por igual, y las viejas ciudades-estado como Atenas, Esparta, Cartago, o más tarde Roma, serán sustituidas por el concepto de nación.
El censo de Augusto fue el instrumento que operó esa revolución silenciosa sobre la que pivota indefectiblemente nuestra civilización occidental: la ciudadanía universal, con la nación como garante de los derechos y libertades inherentes a esa ciudadanía.
Y mientras esos gigantescos avances jurídicos y políticos, que cambiaron el mundo para siempre, empezaban a ponerse en marcha en tiempos de Augusto, en uno de los pueblos más alejados e insignificantes del Imperio, en Belén de Judea, nacía la primera persona de la que tenemos constancia histórica que formó parte de ese primer censo de Augusto: Jesús de Nazaret. ¿Casualidad?