De Tácito no sabemos muchos datos biográficos importantes, más allá de algunos de los cargos políticos que ocupó en la administración imperial. Desconocemos fechas y lugares exactos de nacimiento y muerte e incluso se duda sobre su praenomen. Sin embargo, no hay prácticamente ninguna duda de que es uno de los historiadores fundamentales de la literatura latina, gracias sobre todo a dos obras que repasan la época imperial desde la muerte de Augusto: Anales e Historias.
Tras el primer volumen de Anales en la Biblioteca Clásica, que reunía los seis primeros libros de la obra, este segundo tomo recoge los libros XI-XVI, ya que los intermedios VII-X se perdieron por completo. Aquí Tácito narra, año tras año y con su brillante estilo analítico y contundente, el período que va del 47 al 66 d. C., es decir, buena parte de los reinados de Claudio y Nerón.
Palabras que hieren ha sido reconocido universalmente como una obra magistral y uno de los libros más importantes de Judith Butler. En este análisis de los debates alrededor del discurso de odio, la pornografía y la homosexualidad, Butler sostiene que las palabras pueden herir y que la violencia lingüística es un tipo de violencia particular. También sostiene que este discurso es emocional y fluido porque sus efectos a menudo escapan al control del hablante, moldeados por la fantasía, el contexto y las estructuras de poder.
Butler insta a la cautela en el uso de la legislación para restringir y censurar la libertad de expresión, pues aunque el discurso de odio puede reforzar las estructuras de poder, también puede replicar el poder en formas que separan el lenguaje de su capacidad de causar daño. Por ejemplo, en los casos en que el lenguaje injurioso es internalizado por prácticas estéticas que buscan enfrentarse al daño y reducirlo, como ocurre en el rap y en la música popular, las palabras también pueden ser una forma de reconocimiento y usarse como réplica.
El filósofo y miembro de la Academia Francesa Alain Finkielkraut analiza, de la mano de algunos de sus autores favoritos como Milan Kundera y Philip Roth, la manera en que el poder otrora formativo de los grandes autores y obras del canon literario de Europa se va disolviendo bajo la sobra del pensamiento único de lo políticamente correcto de la sociedad actual: un recorrido por la «cultura de la cancelación» desde el impacto del #MeToo al movimiento Black Lives Matter y los nuevos ecologismos. «Hemos entrado en la edad de la posliteratura. El tiempo en que la visión literaria del mundo tenía un lugar en el mundo parece estar cumplido para siempre. No es que la inspiración se haya agotado súbita y definitivamente. Siguen escribiéndose e imprimiéndose libros de verdad, pero no "imprimen". Ya no tienen ninguna virtud formativa. Se dirigen a lectores que, desde antes incluso de entrar en la vida, se niegan a que se les cuente y miran la Historia y las historias con la inteligencia soberana que les confiere la victoria total sobre los prejuicios. Neofeminismo simplificador, antirracismo sonámbulo, recubrimiento metódico de la fealdad y de la belleza del mundo mediante las ecuaciones del pensar calculador, negación obstinada de la finitud: en su lucha contra la mentira, el arte está perdiendo la partida.» Alain Finkielkraut