¿Por qué el jefe de Estado de una monarquía parlamentaria debe mantenerse al margen de la contienda política en tiempos de división?
¿Qué significa reinar sin gobernar?, ¿ser jefe de Estado, pero no tener capacidad ejecutiva?
Este libro explora el rol de Felipe VI en una España que exige neutralidad, responsabilidad y, sobre todo, ejemplaridad de sus instituciones.
Con una mirada incisiva y crítica, el autor analiza los desafíos que enfrenta la monarquía parlamentaria desde la aprobación de la Constitución de 1978 hasta nuestros días, en un contexto de polarización política y desencanto democrático. Felipe VI se convierte en el símbolo de un papel complejo y moderador, en el que el monarca está llamado a unir y no a dividir, a representar al pueblo desde una posición neutral, alejada de los vaivenes de la política.
A través de un recorrido por la historia reciente de España, este ensayo expone cómo la monarquía se adapta y se sostiene en un sistema democrático que demanda compromiso. Sin caer en hagiografías ni elogios superficiales, el autor examina el lugar de Felipe VI en una monarquía que busca mantenerse relevante y respetada en tiempos de cambio.
En la vida y en la obra de Rosa Chacel (1898-1994) el gran juego de las pasiones humanas adquirió una trascendencia singular que se impone pese a su expresión siempre elidida. Chacel, la maestra literaria de la elipsis. Autora de culto por novelas más elogiadas que leídas, creadora de relatos excepcionales, biógrafa de su propia infancia, casada con el pintor Timoteo Pérez Rubio, icono a pesar suyo del exilio republicano, mantuvo un pulso permanentemente conflictivo consigo misma.
Íntima Atlántida propone un esclarecedor recorrido por la vida de Chacel —un grito en la noche—, restituyéndose por primera vez aquello que mantuvo en secreto largo tiempo. Un continente demasiado sumergido en el desconocimiento y que ahora ve la luz. Esta biografía es un minucioso trabajo de encaje de citas, cartas, documentos, testimonios e investigación que han permitido dar cuenta de su evolución vital y de los fantasmas que la mantuvieron atada a su pasado.
Hacia el siglo IV, las pautas europeas de matrimonio y de parentesco experimentaron una transformación radical. La Europa cristiana rompió con su propio pasado y estableció unas prácticas que se separaron claramente de las vigentes en el Próximo Oriente, el norte de África y Asia. En esta obra, Jack Goody defiende que desde el siglo IV se desarrolló en el norte del Mediterráneo un sistema de parentesco peculiar, cuya implantación puede atribuirse a la acumulación por parte de la Iglesia de propiedades, ya que reguló unas normas de matrimonio que permitían canalizar la riqueza desde el medio familiar hacia la institución eclesiástica. Al mismo tiempo, la estructura de la vida doméstica se vio totalmente alterada al insistir la Iglesia en la voluntad del individuo, en la pareja conyugal y en el parentesco artificial por encima de los tradicionales lazos naturales.