Las ciencias y la revolución tecnológica ofrecen emancipación a las necesidades humanas. La filosofía apuesta por un proyecto de sentido basado en la razón. La religión promete trascendencia y salvación, no solo para el más allá de la muerte, sino para el más acá de la vida. Son tres proyectos distintos, pero que nunca se han dado aislados. Sus dinámicas interaccionan y se apoyan al mismo tiempo que se critican y buscan imponerse.
Cada una de estas tres propuestas ha fracasado y ha bloqueado al ser humano. La crítica a la religión es tan vieja como la filosofía, y la ciencia moderna la ha sustentado. Pero hoy es la creencia religiosa la que puede interpelar a la increencia avisando de las trampas en las que caen ciencia y filosofía y contribuyendo a sus ofertas de emancipación y sentido.
Con el presente volumen, Habermas prosigue las investigaciones acerca de «Conciencia moral y acción comunicativa», comenzadas en 1983 en el libro que lleva ese título. El trasfondo de la discusión está formado sobre todo por objeciones contra nociones universalistas de moral que se remontan a Aristóteles, a Hegel y al contextualismo contemporáneo. Yendo más allá de la estéril contraposición entre un universalismo abstracto y un relativismo que se contradice a sí mismo, intenta defender la primacía de lo justo entendido deontológicamente sobre lo bueno. «Pero -dice Habermas- esto no significa que las cuestiones éticas en sentido estricto tengan que quedar excluidas de la discusión racional».
En 1940, en carta a una antigua alumna, Simone Weil escribe que Francia, «en un plazo bastante breve», había de conocer «una forma más o menos acentuada de racismo», y advierte: «Yo me contaré, en ese caso, entre los parias». Por esas mismas fechas, se había declarado deudora de «la tradición cristiana, francesa, helénica». Es en esta encrucijada en la que se topa con su condición de judía.
Disipando polémicas estériles, este libro aclara la posición de Simone Weil ante la «cuestión judía». ¿Cabe asimilar su duro juicio sobre la religión hebrea a alguna forma de antisemitismo? La respuesta no solo requiere situar sus textos más problemáticos en el preciso contexto histórico y político en el que fueron escritos. Exige, ante todo, leer esos textos a la luz del conjunto de su pensamiento, que apunta a una política espiritual capaz de articular lo sobrenatural y la acción pública. Solo yendo a las razones profundas de su filosofía sin eludir sus contradicciones es posible un ensayo de comprensión.