¿Por qué vivir en sociedad? ¿Por miedo? ¿Por comodidad? ¿O hay quizá alguna razón más profunda? Aranguren analiza cinco grandes respuestas que justifiquen la vida social occidental en el siglo XXI.
La inmensa mayoría de los seres humanos vivimos en sociedad. ¿Por qué? ¿Por el deseo de neutralizar la violencia que sentimos dentro, o la violencia de los demás? ¿Vivir en sociedad mejora al ser humano, o más bien lo degenera? ¿No nos estará robando lo más auténtico de nosotros mismos?
Si fuéramos sociales por necesidad, deberíamos subordinarnos a los fines de la ciudad, o del Estado. ¿Debemos entregar entonces nuestra libertad, a cambio de un proyecto común más importante? Algunos defienden que ese modo de organizarse se ajusta a la vida buena, nos hace mejores, y nos permite entender lo que somos. Si es realmente así, ¿qué responsabilidades genera? ¿Ante quiénes? Desde la creencia, ¿es la vida en común un símbolo de la condición del ser humano como imagen de Dios?
Este libro estudia cinco propuestas (Hobbes, Rousseau, Platón y Aristóteles, y la que propone el cristianismo), sin orden cronológico ni intención académica. Los autores citados sirven de pretexto para compartir ideas y activar el pensamiento crítico del lector en torno a la vida social occidental en el siglo XXI.
Durante su vida, Roland Barthes publicó poco sobre Proust —cinco textos o artículos— aunque él mismo confiesa que sin duda fue el autor que más leyó, ya desde la adolescencia pero especialmente en sus últimos años, durante el duelo por su madre, de la que constantemente hizo eco con la de la madre de Proust.
Este volumen reúne los textos de Barthes publicados en vida, la transcripción de tres emisiones que efectuó en France Culture, algunas obras inéditas, algunos fragmentos de un curso que llevó a cabo en el Collège de France y una importante selección de sus conocidos archivos personales.
Barthes abre caminos, toma atajos, adopta, descarta y ofrece una visión perfectamente moderna de un autor extraordinariamente moderno. Básicamente llena un vacío: faltaba el «Proust de Barthes» y aquí lo tenemos centelleante, vibrante, seminal.
Sabiduría clásica para la vida moderna. Aplica los principios del estoicismo en tu día a día para lograr una vida más plena, consciente y feliz
El estoicismo es una escuela filosófica de la Antigua Grecia. Aunque han pasado más de dos mil años desde su nacimiento, su importancia y utilidad perduran hasta hoy. Vivimos en una sociedad compleja, llena de incertidumbre y acelerada. El estoicismo nos ayuda a aprender a guiarnos por la razón ante los contratiempos y las emociones que tendremos que enfrentar. Descubre cómo mejorar en tu vida personal y profesional de manera sencilla y demostrada.
Ningún siglo se parece tanto al nuestro como el siglo XVII, el tiempo del Barroco.
Vivimos en una nueva edad barroca: otro periodo de luces y sombras, ingenio y mentiras, ilusionismo y ansiedad. Como entonces, el mundo es un gran teatro, y el individuo, un ser solitario enfrentado a la incertidumbre.
La soledad como elección y destino.
Este libro se centra, en primer lugar, en la moral de la España del llamado Siglo de Oro, y en segundo en la de nuestra época en general, en muchos aspectos coincidente con la de aquella: individualismo y postureo; falta de imaginación social y sumisión al orden establecido; entrega a la realidad virtual y preeminencia del miedo.
Y, a la vista está, otro tiempo de ortodoxias imperiales, desigualdad social y pesimismo colectivo. Después de las crisis con las que se ha abierto el siglo XXI, nada es lo que se pensaba. Mientras tanto, la vida transcurre como en un tiempo detenido: sin esperanza de futuro ni nostalgia del pasado. Decidiendo solos, en la incertidumbre.
¿Cuál es el autentico significado del celebre emblema de Enrique III de Valois? ¿Simboliza quizá la subordinación de las dos coronas terrestres—las de Francia y Polonia—a la corona "celeste", o el advenimiento de una tercera corona "terrenal"? Nuccio Ordine emprende en este ensayo una apasionante investigación sobre las colecciones de emblemas y empresas de la Europa del siglo XVI: escruta inscripciones, cartas, retratos, documentos diplomáticos, obras literarias y filosóficas, analiza los bailes y las fiestas, las marcas tipográficas, las encuadernaciones, las entradas triunfales de reyes y reinas del período.
Maggie Nelson nos propone un replanteamiento de la libertad basado más en el respeto a los demás que en una idea maximalista o abstracta.
En esta época en que los sectores más reaccionarios de la sociedad hacen bandera de un concepto sesgado de la libertad, distorsionando, manipulando y apropiándose de su significado, parece indicado aplicar una estricta crítica del lenguaje y descubrir que, en el fondo, sean cuales sean las confusiones que provoca hablar de la libertad, esencialmente no difieren de los malentendidos a los que nos arriesgamos al hablar de cualquier otra cosa. Este es el tema básico de este libro, que se aleja de cualquier elucubración metafísica para proponer una filosofía «práctica», en la que el peso de la actualidad no impide la reflexión ni la lucidez, sino que aporta una luz que arranca esa palabra de cualquier supuesto o idea recibida.
La polifacética Maggie Nelson nos propone un replanteamiento del concepto de libertad desde la óptica de las cuestiones más acuciantes del momento, como la pandemia, el debate en torno al consentimiento sexual o el cambio climático, la discriminación racial, la droga como elemento que puede liberarnos o esclavizarnos (a veces al mismo tiempo) o el papel del artista a la hora de crear de manera «responsable». Centrándose en la dialéctica entre libertad y restricción, en este volumen de género fluido confluyen la filosofía, la sociología, la crítica de arte y la reivindicación de una libertad sexual no agresiva y carente de género y etiquetas.
La desposesión describe la condición de quienes han perdido la tierra, la ciudadanía, la propiedad y una pertenencia más amplia al mundo. Judith Butler y Athena Athanasiou, dos de las mayores exponentes de la filosofía política y la Teoría Queer, exploran en estos diálogos el concepto de desposesión, sus vínculos con la subjetividad, la protesta colectiva, la relacionalidad, la precariedad y la biopolítica; conceptos que se alejan de la lógica convencional de la posesión, sello distintivo del capitalismo y del liberalismo.
En el contexto de la inmigración forzada, el desempleo, la falta de vivienda, la ocupación del territorio y los métodos contemporáneos de conquista, la desposesión abre una condición performativa en la que nos vemos afectados por la injusticia e incitados a actuar. Nos encontramos en una situación precaria, expuestos a la fuerza policial, pero también estamos en pie y oponiéndonos a la desposesión. Insistimos en nuestra posición colectiva, nos organizamos sin y en contra de la jerarquía y nos negamos a ser desechables.
Cómo podemos liberarnos del sujeto soberano y entrar en las formas de colectividad que se oponen a las formas de desposesión que sistemáticamente expulsan a poblaciones enteras del amparo de la justicia y la pertenencia colectiva. Esta es la pregunta de la que parten Butler y Athanasiou para elaborar una nueva visión de lo que podría implicar la «política performativa».
Es un hecho sobre el que no se debería dejar de reflexionar que no hay ni ha habido nunca ninguna comunidad, sociedad o grupo que haya decidido renunciar pura y simplemente al lenguaje. Muchas veces se interrogó sobre cómo empezaron a hablar los hombres, y sobre el origen del lenguaje se propusieron hipótesis imposibles de verificar y sin ningún rigor; pero nunca se preguntó por qué continúan haciéndolo. Sin embargo, la experiencia es simple: se sabe que si el niño no se expone al lenguaje de algún modo dentro de los once años de edad, pierde irreversiblemente la capacidad de adquirirlo.
En ocasiones, nos asalta la sospecha de que la vida podría ser algo muy distinto a la vida que vivimos. Que tal vez esta no sea más que una apariencia de vida, que quizá se haya vaciado de su esencia sin que nos hayamos dado cuenta y sea solo su simulacro o su parodia; porque nuestras vidas se estancan, se resignan, quedan sepultadas bajo el cúmulo de los días, se alienan y se cosifican bajo la influencia forzosa del mercado y la tecnificación. Que tal vez estemos dejando pasar, sin siquiera darnos cuenta, la verdadera vida.
Pero ¿qué es la vera vita? De Platón a Rimbaud, de Proust a Adorno, esta pregunta se ha mantenido vigente a través de los tiempos. No es la vida bella, o la buena vida, o la vida dichosa, tal y como la ha ensalzado la tradición occidental. No se encuentra, de ninguna manera, en el mercadeo de la felicidad y el desarrollo personal que tanto negocio hacen hoy en día. La vida auténtica no proyecta ningún contenido ideal, ni cae tampoco en la autocelebración propia del vitalismo. Es, por el contrario, el rechazo obstinado a la vida perdida, el no rotundo a la seudovida. La verdadera vida es tratar de resistir a la no-vida, del mismo modo que pensar es resistir al no-pensamiento.