Este libro ofrece una visión alternativa de la China antigua, un período crucial y particularmente fecundo en el terreno de la reflexión, cimentada en el estudio de los diversos modos en que se declinan tres efigies emblemáticas ―sabios, desviados y autócratas― que, debido a sus propiedades o destrezas extraordinarias, se sitúan fuera de la norma y de lo común. Lejos de penetrar en ese exuberante paisaje intelectual a partir de su núcleo seminal, ocupado de manera convencional por la ideología confuciana ―paradigma de mesura, equilibrio y armonía―, se trata de explorar aquí su cartografía más indómita tal y como se expresa en una multitud de documentos poco transitados: manuales adivinatorios, códigos legales, breviarios cosmológicos, manuscritos militares, compilaciones litúrgicas o tratados filosóficos. El análisis riguroso de esos materiales, muchos de ellos inéditos, conduce al lector ante la presencia inquietante y reveladora de seres estigmatizados por exhibir un cuerpo torturado a consecuencia de una condena penal; de personajes cuya conducta estrafalaria socava el carácter circunspecto y sacrosanto de los ritos funerarios; de individuos capaces de vaticinar el desenlace de un acontecimiento en sus estratos más incipientes; de expertos en persuasión que amenazan con conquistar países enteros valiéndose de sus afiladas lenguas; o de temibles gobernantes que anhelan imponer un orden absoluto adoptando para ello los rasgos fantasmagóricos de los espíritus y los principios inhumanos que rigen el cosmos.
En esta ocasión el doctor Pedro Gargantilla sumerge a sus lectores en un cautivador viaje a través de algunos de los más macabros eventos que han dejado una marca indeleble en el pasado de la humanidad: sus crímenes. Desde el primer asesinato registrado en tierras burgalesas, más de 200.000 años antes de la aparición del Homo sapiens, hasta los impactantes magnicidios del siglo xx en EE. UU. que sacudieron el mundo. Una obra que explora oscuros episodios como la ejecución de Sócrates, cuyo legado filosófico resonaría a lo largo de los siglos, el asesinato de Julio César, que tambaleó los cimientos del Imperio romano, o las sanguinarias ejecuciones de nobles y reyes durante la Revolución francesa, cuando la guillotina se convirtió en un símbolo de cambio social y libertad. El relato nos sumerge también en el asesinato de Abraham Lincoln, que cambió el destino de una nación dividida, en la tragedia de los Románov o en aquellos oscuros días de noviembre cuando el magnicidio de Kennedy destruyó el espíritu de una nación y la confianza en la democracia estadounidense.
¿Hay alguien que no conozca y ame a Les Luthiers? No lo creemos, pero por si acaso: Les Luthiers son un grupo humorístico argentino cuya obra gira en torno a la música o que, como afirman en su propio juego de palabras, «unen canto con humor». La genialidad de sus composiciones de todo tipo (desde rock hasta música de cámara -«de cámara lenta»-) se ve realzada por el hecho de que muchos de los instrumentos (informales) que utilizan han sido concebidos y construidos por ellos mismos (de ahí lo de luthiers). Algunas de sus mejores piezas lo son no solo por la composición en sí, sino además por sus legendarias presentaciones («Falta la primera hoja», «Las majas del Bergantín» o «Himnovaciones»), sus inolvidables personajes (don Rodrigo Díaz de Carreras, Warren Sánchez, el maestro Mangiacaprini, Oblongo N'gue o Daniel el seductor) y, en especial, el cuidado y el mimo con el que se trata la vida, la obra y el modo de componer, entre otros géneros compositivos, óperas (un verdadero modus operandi) del inmortal compositor Johann Sebastian Mastropiero.
Con cariño, admiración y mucha gracia, Daniel Samper y Álex Grijelmo cuentan una historia que conecta con millones de espectadores que han reído en español (y a veces en inglés). Recopilan un buen puñado de anécdotas y fotos, relatan la evolución del conjunto y revelan sus métodos de trabajo y los secretos de sus espectáculos por medio mundo. Por el camino recogen «muchas gracias de nada», rememoran sus momentos «más tropiero que nunca» y cubren su trayectoria hasta que por fin fueron «grandes-hitos».
Y esto es. ¿Todo? Todo esto es. ¿Qué es esto? Ah, sí: ¡esto es todo!