Tras varios años de espera, Marie-France Hirigoyen, autora del bestseller El acoso moral, presenta Los narcisos, un libro imprescindible para comprender y combatir el ascenso de los narcisistas.
Marie-France Hirigoyen propone un estudio rompedor basado en su experiencia clínica. Denuncia la confusión entre el narcisismo sano, que permite tener la suficiente seguridad en uno mismo para autoafirmarse, y el narcisismo patológico que consiste en querer apabullar a los demás. Este libro es fundamental en una sociedad en la que cada vez son más los individuos centrados en sí mismos, pegados a sus pantallas, adictos a las redes sociales para valorizarse y existir únicamente en la mirada del otro.
Una visión renovadora de la historia del pensamiento moderno.
Este libro ofrece una visión sintética de la historia de la filosofía moderna desde una perspectiva analítica. Pese a su carácter necesariamente selectivo, Roger Scruton nos revela las principales figuras y las grandes preocupaciones intelectuales que han configurado la filosofía occidental desde Descartes. Quienes se sientan interesados por la historia de las ideas no vacilarán en rehacer el camino recorrido en esta obra, a fin de examinar en profundidad las condiciones históricas en que surgieron los argumentos aquí expuestos, así como esa peculiar corriente subterránea que conduce de Hobbes a Spinoza, de Malebranche a Berkeley, de Rousseau a Kant y de Schopenhauer a Wittgenstein. Se trata de una visión renovadora de la historia del pensamiento moderno.
En 1932, la música, como las demás disciplinas artísticas, fue reducida a una única doctrina: la del realismo socialista. La finalidad del arte era servir al Estado. Los músicos tuvieron que someterse a la línea ideológica del partido. Algunos la sortearon como pudieron; otros, sin embargo, no se doblegaron, y sus obras fueron prohibidas, sus conciertos cancelados y ellos relegados al olvido. Eso sucedía en el mejor de los casos, porque en el peor se los destinaba a campos de trabajo en Siberia o simplemente eran ejecutados. Músicos de la altura de Dmitri Shostakóvich y Serguéi Prokófiev e intérpretes de fama internacional como Mstislav Rostropóvich, Sviatoslav Richter, David Oistrakh, Leonid Kogan y Mariya Yúdina fueron capaces de crear melodías sublimes en las circunstancias más hostiles y oscuras. Pero esa política represora no sólo se circunscribió a la música clásica. La Asociación Rusa de Músicos Proletarios (RAPM) se ocupó también de la música ligera. Era conocida la afición de Stalin por ese tipo de música, así que, en consecuencia, la represión fue menor que en la música y la literatura clásicas. Pero, con todo y con eso, los intérpretes no podían bajar la guardia.