Se reúnen aquí escritos sobre usos sociales que constituyen un tertium normativo entre derecho y moral. Rudolf von Jhering confiere un estatuto específico a ese ámbito, paso entre uno y otra. El ámbito jurídico normativo fija sanciones que solo corresponde al Estado aplicar, por ejercer la fuerza en régimen de monopolio. La moral rige la conciencia individual como un foro con carácter soberano que alcanza hasta las intenciones. Los usos sociales, por su parte, no disponen de coacción organizada, sino más bien de una repulsa, difusa pero vigente, por parte de la sociedad. Al mismo tiempo, presentan cierta aproximación a la moral: una supuesta sinceridad que haga tolerable el trato entre las personas y que en muchos casos es meramente aparente, una manifestación de afabilidad y sociabilidad, tan cargante como insoslayable.
Los usos, aunque generalizados, no progresan en una sociedad en abstracto, sino que surgen y se consolidan en grupos concretos, estamentos o profesiones. Jhering desarrolla sus objeciones, algunas carentes de vigencia hoy, sobre la relación entre lenguaje y moral, el pretendido significado de la moda y la vestimenta, la comida y la bebida o los modales sociales. Concluye con un uso social que merece su más acerba crítica, aún practicado y fuente de complicaciones: la propina, que califica de mal uso por ciertos vicios que genera.
Durante más de una década, Mary Nicotra, ha investigado la cuestión trans bajo el prisma del psicoanálisis lacaniano. Mediante una serie de casos particulares, en este incisivo ensayo plantea un primer interrogante: ¿existe un único modo de llamarse trans, gay, bisexual, mujer u hombre? Y a partir de aquí, se plantea una nueva cuestión: ¿cómo afrontar la sexualidad en general y a la transexualidad en particular?
Jacques Lacan ya destacó que las clasificaciones biológicas y de género que se reciben al nacer no impiden al individuo realizar una elección posterior. Y esa elección, hecha por el sujeto del inconsciente, está lejos de quedar fijada y ser definitiva, ya que la aceptación de un saber nuevo es el paso a un nueva experiencia en la cual se dan opciones que no se habían planteado antes. Este libro pretende plasmar que existen muchos modos de estar en el mundo y no tienen su origen en la biología o en el contexto cultural, sino en la lógica del discurso de cada persona.
Entre la caída del Muro de Berlín y el atentado de las Torres Gemelas hubo un periodo en la historia que quienes lo vivieron creen recordar bien, porque no parece quedar tan lejos, y creen recordar sin nostalgia, porque no parece que pasara gran cosa. Para esas personas —los boomers y los integrantes de la Generación X—, los noventa son poco más que la época en la que Bill Clinton tuvo una aventura con una becaria e internet empezó a cambiar nuestras vidas.
Pero del inicio de esa década han pasado más de treinta años, muchos de los fenómenos que la protagonizaron se han desdibujado en el recuerdo y apenas somos conscientes del giro copernicano que significó todo lo ocurrido en esos años. Tampoco de la evolución cultural que supone haber pasado de la apatía que reinaba en los noventa a una era como la actual, en la que las redes sociales han convertido a las personas en marcas.