Ver como
Ordenar por
Mostrar por página
Imagen de EMOCION Y SENTIMIENTOS
1,350

EMOCION Y SENTIMIENTOS

Pese a que muchos así lo consideremos, no es lo mismo emoción que sentimientos. Las emociones son vivencias con rostro (miedo, ira, alegría, tristeza, asco, y sorpresa) y las podemos distinguir físicamente. No se aprenden, forma parte de nuestra herencia biológica y son reconocibles por cualquier persona en cualquier parte del mundo. Un ciego de nacimiento nunca ha visto una expresión de miedo o alegría, pero la expresará de una forma común a todos nosotros. Cuando esas emociones básicas se mezclan, se tramitan en el cerebro, se convierten en sentimientos (amor, fe, orgullo, culpa?). Éstos son menos intensos que las emociones, pero mucho más duraderos.
1,350
Imagen de LITERATURA, POP-ROCK Y CINE
1,350

LITERATURA, POP-ROCK Y CINE

¿Qué tienen en común espléndidas películas como El graduado de Mike Nichols, Jackie Brown de Quentin Tarantino o Mi vida sin mí de Isabel Coixet? Todas ellas están basadas en textos literarios e incluyen un buen puñado de canciones. Sus letras, lejos de constituir un mero adorno, forman parte sustancial del mensaje y contribuyen a conformar el relato fílmico junto a la propia literatura. En este ensayo se explican esos casos, además de Aunque tú no lo sepas, La flaqueza del bolchevique e Incendies, para que el lector reflexione sobre las letras de las canciones que suenan en las películas y se establezca así un fértil diálogo intermedial. Al final de este apasionante recorrido, se incluye un anexo con esas letras, tanto del rock como de otros variados estilos de la música popular, dando la palabra a Omara Portuondo, Joan Manuel Serrat y Extremoduro, y traduciendo a Simon & Garfunkel, Bobby Womack y Radiohead, entre otros muchos grupos y solistas. Este libro es una invitación a mirar de una nueva forma los lazos entre la literatura, el pop-rock y el cine.
1,350
Imagen de EL CUADERNO PERDIDO DE EDOUARD MANET
1,350

EL CUADERNO PERDIDO DE EDOUARD MANET

En mayo de 1880, Édouard Manet viaja a la clínica Materne, cerca de la costa oeste de Francia, para tratar la enfermedad circulatoria que paralizaba poco a poco sus piernas. Tres años, varios ingresos, una gangrena y una amputación más tarde, el pintor, figura clave en los inicios del impresionismo, fallecía en su casa de París. Pero hasta entonces siguió capturando incansablemente su mundo en bocetos, en pinturas al óleo y al pastel… y en un diario personal. Este diario. En El cuaderno perdido de Édouard Manet, la novelista Maureen Gibbon, una de las mayores conocedoras de la vida y obra del artista, imagina un diario privado escrito entre abril de 1880 y marzo de 1883. Un diario en el que Manet confiesa ―primero con timidez y orgullo herido, con frustración y pena conforme se le agotan las páginas y los días― sus miedos y sus anhelos como artista incomprendido, como amante pasional y también, muy a su pesar, como enfermo que se aproxima a la muerte. El diario es, por encima de todo, un testimonio de una manera de ver el mundo única: delicada, fantástica e increíblemente sensorial; impresionista por naturaleza. Una historia sobre la vida, la muerte y el arte como único refugio posible frente a ellas.
1,350