Frente a la hegemonía de la idea de que todo es cuantificable, el filósofo Achille Mbembe examina en este breve ensayo los principios fundacionales y las consecuencias políticas de un nuevo orden mundial alimentado tanto por racionalidades abstractas como por aspiraciones animistas.
El capital penetra ahora todas las esferas de la existencia y las sociedades humanas están organizadas de acuerdo con la misma directiva, la del Big Data. Pero el viejo mundo de cuerpos y distancias, espacios, objetos y fronteras continúa existiendo a pesar de esta transformación. En estos momentos somos testigos de un espectacular regreso del animismo a la par que la expansión de la cuantificación está provocando una aceleración sin precedentes de la digitalización de la humanidad.
Esta digitalización de la humanidad y su contrapartida, la humanización de objetos y máquinas, dan como resultado el brutalismo, un concepto que Achille Mbembe define como la estrecha superposición entre el pensamiento económico, electrónico y biológico.
Este nuevo ensayo de Achille Mbembe examina las consecuencias políticas de este nuevo sistema tecnológico y propone soluciones a algunas de las grandes cuestiones a las que se enfrenta la raza humana en este siglo: la superpoblación, los protocolos relacionados con las tecnologías de seguridad, la circulación de personas y objetos, el futuro de la vida y la razón o, nuevamente, la apuesta por una economía baja en carbono.
La transformación de la humanidad en materia y energía es el proyecto último del brutalismo. Este ensayo aboga a favor de una refundación de la comunidad humana en solidaridad con el conjunto de los seres vivos, que solo ocurrirá, sin embargo, a condición de reparar lo dañado.
Creado en 1944 por el jurista Raphael Lemkin, el término «genocidio» designa un tipo de crimen masivo por el que un grupo es destruido intencionadamente, de forma total o parcial, en nombre de criterios nacionales, étnicos, raciales o religiosos. El siglo XX, que empezó con la aniquilación de la población armenia y terminó con el exterminio de los tutsis en Ruanda y la "limpieza étnica" en la antigua Yugoslavia, dejando entre medias las grandes masacres de la era estaliniana, la tragedia de la Shoa y el exterminio de una parte importante de la población camboyana, bien puede llamarse "el siglo de los genocidios". En el presente libro Bernard Bruneteau analiza en detalle los casos del siglo pasado en que se puede aplicar el término, subrayando lo que considera su principal agente de incubación: el potencial de violencia acumulativa presente en algunas experiencias políticas, militares e ideológicas del siglo, como las matanzas derivadas de las conquistas coloniales, las teorías de la lucha por la vida que las sustentaron o la "guerra total" de 1914, que inauguró el encuentro de los europeos con la muerte en masa.
La nostalgia de la inocencia, el retrato sin concesiones de una humanidad que sufre: numerosas son las afinidades que unen la obra de Irène Némirovsky con la de Antón Chéjov. Nacida en 1903, un año antes de la muerte de este, la autora de Suite francesa quedó prendada por la trayectoria y el destino del célebre escritor ruso. Precisa, íntima y profundamente conmovedora, esta biografía, que es también una magnífica panorámica de la literatura rusa, revela la compleja personalidad de Chéjov, con todos sus padecimientos, anhelos, frustraciones y esperanzas.
Publicada en 1946, cuatro años después de la trágica desaparición de Irène Némirovsky, La vida de Chéjov evoca las extraordinarias coincidencias entre dos almas sorprendentemente afines.