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LA MEDITACION SOLEADA

La meditación soleada es una visión y un modo de estar en el mundo. Parte de la idea de que el cosmos es una mente extendida y la materia una experiencia mental. La mente no es aquí el cerebro, sino la experiencia de la percepción, la memoria, el deseo y el lenguaje. Estos son los cuatro componentes del mundo para el empirista radical. Toda su indagación se inicia ahora, cuando percibe, recuerda y desea, mediante un lenguaje heredado que le ayuda a entender su identidad. El empirismo radical se distancia de cualquier tipo de genealogía o explicación sobre las causas que nos han traído hasta aquí (big-bangs, neolíticos, karmas o ADNs). Acepta el hecho de que somos una flecha en movimiento y trata de dilucidar adónde nos dirigimos. La meditación soleada es cultura mental. Modos y estrategias de orientarse en la mente del mundo y navegar en ella. Este libro es una metafísica de bolsillo. Síntesis de años de investigación en la que concurren los presocráticos, la fenomenología, el sufismo, el budismo, el vedanta y la filosofía de la ciencia, y que permiten ciertas intuiciones: - La percepción es una fuerza que nos atraviesa. Cuando percibimos, es otro el que percibe a través nuestro. Ese otro es el origen. Cuando estamos atentos a algo, cuando advertimos que percibimos, sintonizamos con el origen. La atención es un modo de viajar al origen. Así es como la conciencia original experimenta el mundo. - La obsesión por una vida interminable refleja nuestra incapacidad de vivir el presente. Lo eterno no es un asunto temporal. Lo eterno es un eje vertical que corta al tiempo horizontal. Lo convocamos cada vez que hacemos el origen presente. Lo eterno alienta en nosotros, es el ahora, no algo que sobrevendrá tras la muerte. - El Ser es experiencia pura. Una experiencia compartida con el origen.
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VOLTAIRE. LA VIDA DEL FILOSOFO

La biografía del filósofo que gobernó la opinión del siglo XVIII, figura totémica que aún hoy representa el librepensamiento y los mejores valores de la libertad individual. Desde la publicación de su gran poema nacional, La Henriada, hasta su gran texto de batalla, fundacional y referencial, Tratado sobre la tolerancia, Voltaire hizo de su pluma su mejor arma de guerra. Esta capacidad de acción y persuasión, junto a su dominio para influir en la opinión pública, le granjeó mucha animosidad por parte del statu quo, desde el gobierno francés hasta las altas esferas religiosas. A lo largo de su vida, el pensador luchó contra el exilio y la censura, desde su encierro en La Bastilla, sin juicio ni acusación clara, hasta la enemistad con Luis XV y Federico II, quien lo persiguió y torturó de manera perversa. No obstante, siempre se mantuvo firme en su lucha por la libertad de sus conciudadanos y, aunque la felicidad se le resistía, también gozó de periodos de paz e incluso llegó a encontrar el amor en la joven marquesa du Châtelet. Todas estas batallas libradas, junto a su personalidad chispeante y al éxito de obras como Cándido o sus cuentos, hizo de él uno de los escritores más populares y queridos de todos los tiempos. Pero, por encima de todo, Voltaire fue, a fin de cuentas, el primer escritor plenamente libre, que desde su independencia intelectual y económica, cambió para siempre el mundo.
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LA LIBERTAD DEMOCRATICA

¿Qué ha ocurrido para que la libertad se haya convertido en un eslogan de la derecha y para que la obediencia parezca ser un valor de la izquierda? ¿No habrá detrás de este curioso desplazamiento ideológico una concepción diferente de la libertad en una sociedad democrática? Tomando como hilo conductor la idea de libertad, este libro analiza el futuro de la democracia y los nuevos paisajes ideológicos, ofrece algunas claves para entender el comportamiento de sus actores, se pregunta qué dimensiones de la sociedad debemos democratizar y cómo afrontar las crisis a las que nos enfrentamos. Quien en nombre de su derecho a hacer lo que le dé la gana no interioriza el impacto que sus acciones pueden tener sobre otros termina contribuyendo a construir una sociedad en la que muchos verán reducidas las posibilidades de hacer lo que les dé la gana. Al cuidar lo común no estamos rindiéndonos a una estructura neutra o ajena, sino a algo de lo que se nutre nuestra libertad personal. Jon Elster, uno de los más destacados pensadores republicanos, glosaba la figura de Ulises dejándose atar para no sucumbir a los cantos de las sirenas. Nos recordaba así que muchas veces la mejor manera de preservar la libertad es atarse, no tanto para respetar la de los demás, sino para protegerse de las torpezas que podría uno cometer si llama libertad a cualquier cosa. El actual contrato social, sostiene Daniel Innerarity en estas páginas, está demandando una autolimitación de la libertad personal para asegurar la supervivencia de la humanidad en el planeta.
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