José Ribé presenta en esta obra diversos casos clínicos y ofrece un sólido marco teórico que, en un vínculo colaborativo con el paciente, apuesta por una prescripción relacional de la medicación psiquiátrica. Desde hace años la psiquiatría se ha vuelto una disciplina cada vez más desvirtuada. Muchos profesionales se han convertido en simples prescriptores de fármacos y han ido perdiendo así la capacidad de sentir y pensar la relación terapéutica con sus pacientes. La psicofarmacología psicodinámica entiende el fármaco psiquiátrico como un elemento más de la relación terapéutica. Esto le permite valorar los significados y fenómenos relacionales que suscita la medicación. Además, como complemento de un enfoque biologicista, esta integración entre psicofarmacología y psicoanálisis personaliza la prescripción y singulariza al paciente a la vez que permite una mayor eficacia farmacológica, más allá de la mera acción química de la píldora. José Ribé presenta en esta obra diversos casos clínicos y ofrece un sólido marco teórico que, en un vínculo colaborativo con el paciente, apuesta por una prescripción relacional. A través de la exploración del psiquismo y las proyecciones transferenciales del paciente en el fármaco, el psiquiatra puede valorar los mejores resultados en el uso de la medicación.
El liberalismo fue, durante algunos años y en algunos sitios, una doctrina capaz de dar una visión del mundo y de sugerir vías de acción; si hoy ha perdido su relevancia como -ismo, esto no es cierto, en cambio, para el adjetivo liberal. En esta obra concisa y conmovedora, Michael Walzer defiende lo liberal como un inventario de sensibilidades y valores esenciales para una política decente que no deja de ser compatible con una gran variedad de posiciones y doctrinas políticas, como el nacionalismo, el socialismo o el feminismo. Como todo adjetivo, escribe Walzer, no determina quiénes somos, sino cómo somos quienes somos. Ser liberal implica el rechazo de toda crueldad, uncompromiso con la igualdad y una apertura al pluralismo y a cierto grado de escepticismo e ironía. Ser liberal exige pensar con matices, no con contrastes.
La idea de futuro a veces nos asusta con escenarios apocalípticos. En otras ocasiones, se ofrece como una oportunidad de redención, como si fuera posible resolver, más adelante y por arte de magia, todos los problemas del presente. En todo caso, las ilusiones nos alejan de lo que está a nuestro alrededor. En esta nueva colección de textos, Ailton Krenak nos provoca con la radicalidad de su pensamiento insurgente, que desplaza al sentido común e invoca la maravilla. Dice Krenak: «Los ríos, esos seres que siempre habitaron los mundos en diferentes formas, son quienes me sugieren que, si hay un futuro a pensar, ese futuro es ancestral, porque ya estaba aquí».