¿Qué es la ética? ¿De dónde vienen nuestros valores morales? ¿Se basan en emociones, en la razón, o más bien en una especie de sentido innato de lo correcto e incorrecto? Para muchos científicos, la clave para responder a estas preguntas reside exclusivamente en la biología, y en especial en las teorías darwinistas sobre evolución y supervivencia. Pero si la evolución no es sino una constante lucha por sobrevivir, ¿por qué existe el altruismo? En su ya clásico estudio "El círculo en expansión", Peter Singer defiende que, aunque el altruismo tiene su origen en el impulso transmitido genéticamente de proteger a nuestros semejantes y a los demás miembros de nuestra comunidad, se fue desarrollando hasta dar lugar a una ética consciente que impulsa un círculo moral en expansión. Así, y partiendo tanto de la filosofía como de la psicología evolutiva, el autor demuestra que la ética humana no puede explicarse sin trascender la biología, puesto que es nuestra razón la que posibilita el progreso moral. Esta edición presenta un nuevo epílogo en el que, a la luz de los recientes descubrimientos en el campo de la evolución de la moral, Singer retoma y actualiza algunos de sus argumentos.
Apartada del mundo exterior, en la celda donde cumple condena por la difusión de «simbología extremista», Daria Serenko comienza a escribir este libro dos semanas antes del 24 de febrero de 2022, fecha oficial del inicio de la invasión rusa de Ucrania. Aislada, apenas adivina la guerra inminente por el clima que se respira y por fragmentos de conversaciones interceptados a los funcionarios. Queda en libertad un día antes del comienzo de los ataques y abandonará Rusia pocos días después. «Deseo cenizas para mi casa». Un título brutal, atronador, un golpe de furia y fiereza para un texto que comienza con la cotidianeidad en un centro de detención y que enseguida alza el vuelo y se transforma en un portentoso libro sobre la guerra y la resistencia; sobre la escritura y el ego; sobre el paso de ser una activista feminista a una antimilitarista; sobre la instrumentalización de la muerte; sobre el exilio y la identidad; sobre la lengua; sobre la necesidad de descolonizar la mente y los valores; sobre la educación heredada generación tras generación y las consecuencias del carácter colonizador y opresor de Rusia; sobre la importancia de matar al padre y, por extensión, a la patria y al Estado, a lo que siempre consideraste tu hogar; sobre la culpa, la vergüenza y la responsabilidad política y social. Testimonios, cuentos, entrevistas imaginarias, sátiras hiperbólicas, listas y poemas... Todos los géneros y registros de voz se entrelazan en un caleidoscopio breve pero abrumador para componer una condena contundente y, a la vez, poética de la política represora de Putin y de los devastadores efectos de la guerra.
La crítica del arte parece inseparable de los dictados del capitalismo y de la industria cultural. Todos los pretendidos o genuinos críticos de arte, que deberían buscar el debate y el fomento de la reflexión, se ven atados de pies y manos –a veces de manera más que voluntaria– a las exigencias del mercado si quieren mantener, e incluso promocionar, su estatus social y laboral. A la larga, no solo se desprestigia el arte y la propia crítica, sino que resulta imposible el fomento de la producción cultural y la formación o el disfrute del público. En esta coyuntura se presenta el dilema: ¿debería el crítico plegarse a las dinámicas económicas o convertirse en un kamikaze cultural condenado poco a poco al ostracismo?