¿Se puede avanzar hacia un futuro prometedor sin mirar hacia atrás?
Cinco momentos de la historia nos convencen de cómo al desafío provocado por una gran epidemia puede seguir una respuesta imaginativa y esperanzadora.
El coronavirus ha despertado el presagio de que el mundo podría ser distinto, y hoy nos preguntamos con insistencia cómo será esa nueva realidad. Jose Enrique Ruiz-Domenec, un historiador clave, nos invita a mirar al pasado para encontrar las respuestas.
A la plaga que asoló el Imperio bizantino en tiempos de Justiniano y Teodora siguieron el primer esplendor del islam y el nacimiento de Europa. De la terrible peste negra del siglo XIV surgió el Renacimiento. Los contagios provocados por la llegada de los españoles a America en 1492, y la viruela que acabó con el Imperio azteca, propiciaron la creación de las bases de la construcción de una identidad latinoamericana reconocible todavía hoy. Más adelante, en pleno siglo XVII, las pestilencias llevaron a Europa al borde del colapso, pero el espíritu revolucionario impulsó un mundo nuevo, ilustrado. Y finalmente la mal llamada "gripe española", que desafió al confiado siglo XX, exigió una acción guiada por el conocimiento científico, artístico y literario.
La historia de pederastia en la Iglesia que nadie quiso escuchar
A los dieciséis años, Miguel Hurtado se apuntó al grupo de scouts de Monserrat por recomendación de una amiga de su madre. Miguel, que acababa de empezar a aceptar su homosexualidad y que lidiaba, día a día, con los eslabones oxidados de una familia disfuncional, se apoyó en esos momentos tan delicados en el germà Andreu, el monje de sesenta años que había fundado el grupo scout, un hombre querido y respetado por la comunidad. Creyéndose a salvo en Monserrat, Miguel confesó al germà su identidad sexual y este, bajo el pretexto de «ayudarle a curarse», abusó sexualmente de él.
Este libro es una indagación valiente y demoledora de la obsesión arquitectónica de presidentes, primeros ministros, alcaldes, dictadores, magnates y otros personajes poderosos y en el endiosamiento de los arquitectos que se han puesto a su servicio. El resultado es una mirada ácida, rebosante de anécdotas entre bambalinas, sobre la arquitectura convertida en representación del poder y arma propagandística, y una reflexión crítica y polémica sobre las relaciones -interesadas, turbias, tensas- entre los arquitectos y los poderosos a lo largo del convulso siglo XX, y sobre los excesos de la arquitectura moderna, representada por popes como Le Corbusier, Albert Speer, Philip Jonson, Norman Foster, Frank Gehry, Yung Ho Chang, Arata Isozaki, Reem Koolhaas, Daniel Libeskind.