China ha experimentado una colosal transformación en los últimos treinta años. Un gigantesco cambio para el que, sin embargo, no hay apenas espacio en los medios de comunicación occidentales. Un Estado que está cerca de desbancar a EEUU como primera potencia económica, que ha sacado de la pobreza extrema a más de 800 millones de personas, ha quintuplicado su producción de energías renovables en diez años y prioriza ahora reducir las diferencias sociales creadas por la economía de mercado.
La prensa occidental intenta empañar estos logros, pues el modelo chino de pragmatismo corre el riesgo de servir de ejemplo a los países atrapados en el callejón sin salida del subdesarrollo y la desigualdad. También azuza el miedo al resurgir de China, ignorando intencionadamente que el milenario Reino del Centro nunca ha mostrado voluntad expansionista y en muy raras ocasiones ha promovido una guerra.
Sólo desde un conocimiento veraz de lo que en la actualidad es China podremos abordar la tarea de que su imparable ascenso se convierta en un pilar fundamental de un nuevo orden mundial más justo y pacífico.
El afán actual por adaptar la educación a los incesantes cambios de la sociedad nos hace olvidar el incalculable valor de la sabiduría clásica. Pero ¿y si invitásemos a nuestros jóvenes a escuchar voces de largos ecos como las de Homero, Hesíodo, Sócrates, Platón o Aristóteles en lugar de prestar atención a la última tendencia en TikTok?
Los referentes que durante milenios han guiado a la humanidad hacia las cotas más altas de virtud están siendo reemplazados por la mediocridad de algunos influencers que venden éxito sin esfuerzo, mensaje sin sustancia y felicidad efímera. Sin embargo, la capacidad de transformación y elevación de modelos como el de Aquiles no puede ser sustituida por los famosos de las redes sociales.
Eduardo Infante acude a los grandes filósofos del mundo clásico para destacar la vigencia de la virtud, una cualidad que da sentido a nuestras vidas. El autor se pregunta cómo alcanzarla y transmitirla a las futuras generaciones, si es un don innato o si podemos aprenderla. Un libro de referencia para alumbrar un futuro más humano en el que vivamos con propósito. Mientras haya alguien que quiera conocer los textos de la antigüedad no se apagará en nosotros ese fuego que nos impulsa a amar todo lo noble, digno y elevado que hay en el mundo.
«Intercesor, más que intermediario, el maestro nunca deja de sentirse inferior a su misión. Tantas noches en vela, tantas oraciones, tantas promesas, tantas llamadas… y el Mesías sigue sin venir. Tantos sufrimientos, tantas pruebas… y el cielo sigue cerrado. Ni siquiera entonces la Shejiná se digna abandonar su destierro». También el pueblo judío, en un exilio que ya dura siglos, ¿logrará librarse de la tentación de la tristeza y del dulce hechizo de la resignación?
Contra la melancolía recoge algunas de las conmovedoras historias de nueve rabinos tan singulares como Pinjás de Koretz, Baruj de Medzebozh o el Vidente de Lublin. A través de sus relatos, Elie Wiesel invita a descubrir el misterioso nacimiento de la esperanza en el pueblo judío cuando, paradójicamente, las circunstancias históricas invitan a sumirse en el abandono y la desesperanza. Cada maestro utiliza su mejor cualidad contra esta melancolía mortal: la compasión, el fervor, la cólera, el silencio, la risa…
Pero ¿será suficiente? Bastará con esperar apenas un siglo, cuando este mismo pueblo sea reunido en los campos de concentración, para conocer parte de la respuesta.