Desde las polvorientas calles de Jerusalén hasta los pasillos oscuros del Kremlin en Moscú, La Marca lleva a los lectores por un emocionante viaje a través de la historia, la religión y la política, con una combinación perfecta entre acción, suspenso y misterio que mantienen la tensión hasta el final del libro.
La Marca es una novela intrigante donde las páginas pasan volando, ya que entrelaza los sucesos de la Segunda Guerra Mundial con el presente en una carrera por descubrir un secreto que ha permanecido oculto por mucho tiempo y que podría cambiar el curso de la historia: se trata de un pergamino original de Juan el Apóstol que contiene información adicional sobre el Anticristo que estuvo ausente en nuestras biblias por siglos.
Alexander, monje y bibliotecario, está a punto de ser trasladado a la cámara de gas en Auschwitz, pero es secuestrado y obligado a ayudar a los alemanes a encontrar el pergamino perdido, ya que solo él sabe dónde podría estar escondido.
En la actualidad, Damaris McFarland, viuda y teóloga especializada en las escrituras de Juan, recibe una críptica carta de un viejo amigo suplicándole que viaje a Ucrania para examinar un manuscrito antiguo que podría tener las claves para descubrir los secretos del Libro de la Revelación. Sin embargo, durante su viaje a Kiev estalla la guerra y Damaris queda atrapada en el centro de un complot siniestro para desatar al Anticristo y tomar el control del mundo.
Así, Damaris y su amigo Jack lucharán por sobrevivir en un mundo caótico donde se cruzarán con soldados rusos, rebeldes chechenos, militantes iraníes y activistas cristianos clandestinos, cada uno con sus propios planes y motivaciones. Con el destino del mundo pendiendo de un hilo, ambos iniciarán una carrera contra el tiempo para evitar que el Anticristo se levante y cumpla su destino apocalíptico.
Este no es un libro cualquiera: es una “conversación” con un apasionado editor de los albores de la imprenta. Su apariencia de glosario y su intención pedagógica lo alejan de una lectura convencional y lo convierten en una auténtica aventura. Adentrarse en las escuetas y precisas palabras de Gaetano Volpi resulta balsámico, apaciguador, genuino. Volver a las fuentes primeras, a las sabias reflexiones de quienes nos precedieron en el oficio editorial, de quienes hacían las cosas con la debida calma, ‘festina lente’, que pensaban y aprendían de su experiencia y de sus errores al ritmo que imponen el saber hacer y el trabajo bien hecho… Obras como esta son un homenaje al trabajo y la entrega ded tantísimos que han hecho posible el desarrollo imparable de los libros hasta nuestros días. Estamos, pues, en deuda con ellos, y les debemos una reposada y atenta lectura que compensarán con buen humor y buenos consejos pese a los muchos años que nos separan.
Soñar despierto es un libro redondo. La autora le escribe una larga carta a Miguel de Cervantes, una carta en la que analiza, con una mirada sagaz y absolutamente enamorada, el personaje de don Quijote. En ese análisis empieza por recriminarle a Cervantes, con inteligentes argumentos, los elementos de su novela con los que está en profundo desacuerdo. Es fascinante; la autora ofrece una radiografía inolvidable del famoso hidalgo, con un conocimiento exhaustivo y entusiasta de la obra, y también de otros de los personajes fundamentales. Se encara a Cervantes, sí, pero con razonamientos tan literarios como divertidos. Y después de esa enumeración, por supuesto, da las gracias al autor, y también entonces argumenta y recuerda al lector por qué esa obra es crucial para la historia de la literatura, por qué hay que leerla una y otra vez, como se recurre a las fuentes originales.