La cuestión de la energía se halla más que nunca en el corazón del debate público y la agenda política. Sabemos que la transición energética es inevitable porque es el único modo que tenemos de luchar contra el cambio climático, pero ésta no es un mero asunto técnico que deba dejarse en manos de empresas y tecnócratas, sino una cuestión política que requiere de amplio debate, participación ciudadana y luchas populares. Porque transiciones puede haber muchas: por ejemplo, las que busquen un enésimo enriquecimiento de los gigantes del oligopolio eléctrico o las que aspiren a la democratización de los recursos y la protección de la naturaleza. Así, «Molinos y gigantes» es, en primer lugar, una invitación a conocer la historia política y económica que hay detrás del sector eléctrico español, desde los acuerdos personales del caudillo con el presidente ultracatólico de Hidrola (actual Iberdrola) hasta la liberalización del sector decretada por el Gobierno de Aznar y la imbricación posterior de las energías renovables en los sucesivos booms del ladrillo. En segundo lugar, este libro realiza una lectura crítica del modelo que caracteriza el desarrollo eólico en el Estado español, dominado por grandes empresas, con un enfoque extractivo, concentrado en zonas rurales donde produce una importante degradación de la vida de sus habitantes, sin apenas preocupaciones medioambientales y falto de mecanismos de participación democrática. Para ello, Jaume Franquesa ―en la línea de autores como David Graeber o James C. Scott― toma como zona de estudio el sur de Cataluña, la región más nuclearizada de España y entre las de mayor densidad de parques eólicos, donde ha vivido durante años y recogido los testimonios de sus vecinos, que llevan décadas luchando por defender su tierra y sus raíces frente al gran oligopolio eléctrico, y nos recuerdan: «Renovables sí, pero así no». En definitiva, la transición energética sólo será real si garantiza un mundo rural vivo y la dignidad de sus habitantes
Verónica es una mujer que ha desatendido su eros y acarrea una depresión invisible, pero no se ha resignado a que su vida siga el rumbo predeterminado por nuestra sociedad heteropatriarcal. Así, nos conduce por su camino de recuperación del eros perdido y, con él, el de la recuperación de la libertad, el placer y una sexualidad transgresora.
Guiada por las lecturas de diferentes teóricas feministas, desde Virginie Despentes a Betty Friedan, de Sara Ahmed a Brigitte Vasallo, Verónica nos relata sus experiencias, en las que se incluyen la contratación de trabajo sexual, las maravillas de la menopausia gozosa y los beneficios terapéuticos del consumo de MDMA, para que la acompañemos hasta un escenario vital radicalmente distinto del que partía.
Con una prosa poética situada dentro de lo que la autora denomina «autoficción académica», Y a lo mejor contarlo pretende demostrar que podemos vivir de un modo diferente al que creemos que estamos obligadas. Para ello, no solo tenemos que atrevernos a innovar, sino que también es imprescindible contarlo para así servir de ejemplo para todas aquellas que piensan que es imposible vivir de otra manera.
Mallorca era ya hace un siglo famosa por su belleza y por su luz, que atrajeron a artistas de todo el mundo. En el presente volumen, la pintura producida en Mallorca y la crítica sobre ella juegan un papel prominente. También gravitacional en él es la figura del joven Borges, algunas de cuyas andanzas en la isla son comentadas aquí, en especial, su inserción en el campo de la crítica de arte. De más peso aún es, empero, la figura de Jacobo Sureda, amigo juvenil de Borges, primero poeta acercado al Ultraísmo y a la revista Grecia por Borges, luego periodista y, sobre todo, pintor. Se estudia su relación con algunas personas relevantes de la época (Xenius, Francisco Madrid, Isaac del Vando-Villar, Sven Westman) y se reproduce su opinión sobre el libro Inquisiciones (1925), de Borges. En 1931, el conde báltico Hermann Keyserling, organizó una «Semana de la Sabiduría» en Mallorca. En base a documentos inéditos o poco divulgados, se narran las peripecias de esa curiosa semana vistas a través de los ojos de Ramón Gómez de la Serna. Cierra el volumen una necrológica de Carlos Meneses, escritor peruano residente en Mallorca por decenios, el Néstor de los estudios de la vida y la obra temprana de Borges.