Ver como
Ordenar por
Mostrar por página
Imagen de SOÑAR DESPIERTO (QUIJOTE)
995

SOÑAR DESPIERTO (QUIJOTE)

Soñar despierto es un libro redondo. La autora le escribe una larga carta a Miguel de Cervantes, una carta en la que analiza, con una mirada sagaz y absolutamente enamorada, el personaje de don Quijote. En ese análisis empieza por recriminarle a Cervantes, con inteligentes argumentos, los elementos de su novela con los que está en profundo desacuerdo. Es fascinante; la autora ofrece una radiografía inolvidable del famoso hidalgo, con un conocimiento exhaustivo y entusiasta de la obra, y también de otros de los personajes fundamentales. Se encara a Cervantes, sí, pero con razonamientos tan literarios como divertidos. Y después de esa enumeración, por supuesto, da las gracias al autor, y también entonces argumenta y recuerda al lector por qué esa obra es crucial para la historia de la literatura, por qué hay que leerla una y otra vez, como se recurre a las fuentes originales.
995
Imagen de MENTIRAS MONUMENTALES
995

MENTIRAS MONUMENTALES

A lo largo de la historia, el pasado ha sido utilizado —y (re)escrito— como arma política para justificar toda una serie de discursos ideológicos que manipulan y resignifican nuestros espacios: hablamos de las evidencias físicas, desde los monumentos conmemorativos hasta los vestigios que podemos rastrear en las ciudades a través de su arquitectura y urbanismo. Estos demuestran la existencia no solo de acontecimientos del pasado, sino de formas de pensar, valores que han desaparecido o movimientos sociales que dejaron su huella en el espacio público y que se filtran gota a gota en el presente. Cuando nuestras ciudades se remodelan en base a fantasías sobre lo que ocurrió, cuando los monumentos mienten sobre quién merece nuestro reconocimiento, o cuando directamente se destruyen, el registro histórico está siendo adulterado. Del mismo modo, cuando se nos dice que ciertos estilos arquitectónicos son ajenos a nuestras ciudades, cuando las decisiones que se toman sobre nuestro entorno no tienen ningún tipo de fundamento histórico, o cuando se privatiza el espacio público, estamos siendo manipulados. ¿Qué nos queda si ya no podemos confiar en el mundo tangible que nos rodea para decirnos la verdad?
995
Imagen de CEDER NO ES CONSENTIR
995

CEDER NO ES CONSENTIR

«Ceder no es consentir». Esto pareciera evidente. Sin embargo, es necesario delinear la frontera entre «ceder» y «consentir», pues en ocasiones puede darse una peligrosa proximidad entre ambos. «Ceder no es consentir». Esto pareciera evidente. Sin embargo, es necesario delinear la frontera entre «ceder» y «consentir», pues en ocasiones puede darse una peligrosa proximidad entre ambos. El consentimiento, de hecho, siempre implica un riesgo: nunca puedo saber de antemano a dónde me conducirá. ¿Podría ser entonces que el consentimiento dejara la vía libre a la coerción? La experiencia de la pasión, la angustia en la relación con el otro y la obediencia al superyó desdibujan la frontera entre el consentimiento y la coerción dentro del propio sujeto.
995