Los mitos griegos son clásicos atemporales cuyas historias y protagonistas nos cautivan desde la Antigüedad. Los dioses y héroes de estas leyendas son un espejo de la condición humana y encarnan características y verdades universales como el valor, la avaricia, la ambición, la venganza o la arrogancia. Estos rasgos son la base de dramas inmortales y ricas narraciones, tan profundas como entretenidas, que conforman la base de la cultura y la literatura actuales y permanecen vigentes y fascinando a lectores de todas las edades.
¿Se puede leer toda la historia de la literatura a través de una sola novela? ¿Cuál es el hilo invisible que une a Homero, Platón, Virgilio, Shakespeare, Nietzsche o Thomas Mann? ¿Una obra y su protagonista pueden cobrar una vida más auténtica que la nuestra?
Hay una obra genial a través de la cual se puede recorrer la sutil frontera que separa la literatura de la vida. Una novela que lo cambió todo para siempre, con una poética marcadamente dionisíaca, que transita entre lo cómico y lo trágico, el pasado y el futuro, la lectura y la locura: Don Quijote de la Mancha.
En los sueños proféticos del hidalgo, en sus discursos de retórica encantada, en la íntima intuición de la cercanía entre lo romántico y lo risible, se va esbozando una mascarada clásica que trasciende géneros y convenciones, una literatura que ofrece saberes y experiencias fundamentales para el lector.
¿Qué distancia hay entre los humanos y los animales, incluso el "calamar vampiro del infierno"? El científico, filósofo y divulgador Vilém Flusser utiliza esta pregunta como trampolín para sumergirse en un océano literal y filosófico. En parte tratado científico, en parte burla, en parte discurso filosófico, en parte fábula, Vampyroteuthis Infernalis ofrece una comprensión filosófica posthumanista única de la fenomenología y abre el camino a una no-filosofía de la vida.
Esta es una fábula de dos animales que comparten el ser únicas especies de su género. El primero -nuestro protagonista explicito, el Vampyroteuthis inferna lis- Vive en las profundidades submarinas absorbiendo el mundo con su cuerpo. El segundo animal, el Homo sapiens, aparece tácitamente como contraparte del primero. Pero es quien observa y describe, quien construye teorías y relatos desde el cielo luminoso de la razón y el espíritu.
Simétricamente opuestos en la escala animal, hombre y octópodo se reflejan según una extraña correspondencia que es el eje del relato. De una descripción científica, el texto se transforma en una especulación filosófica y, finalmente, en una interrogación técnica y poética. Y es que, como dice Vilém Flusser, el Vampyroteuthis es nuestro infierno. Él encarna aquello que por vivir en la tierra hemos sumergido en la profundidad de la conciencia.