«El cristianismo no se reduce a su legado histórico; constituye una fuente de valores que enriquece nuestra identidad, fortalece nuestra libertad e ilumina nuestro futuro».
En este ensayo, Rafael Domingo Oslé examina la relación entre el cristianismo y la cultura contemporánea desde una perspectiva crítica y reflexiva. En un contexto marcado por la secularización, la fragmentación social y la incertidumbre, plantea preguntas fundamentales sobre la relevancia de la fe. Sostiene que el cristianismo no solo proporciona respuestas a estas inquietudes, sino que también actúa como una luz orientadora que llena la vida de esperanza.
Apasionado defensor de la conciencia moral en la búsqueda de la verdad y la libertad, del poder transformador del perdón y de la fuerza unificadora de la belleza, Rafael Domingo argumenta que los valores cristianos tienen mucho que ofrecer a nuestra vida cotidiana y ejercen una influencia significativa en áreas como la política, el derecho, la economía, la filosofía y la ciencia.
El sentido del cristianismo se revela como una obra rigurosa y cautivadora que nos desafía e inspira. Nos recuerda que la fe, cuando se vive con sencillez y autenticidad, constituye un potente motor de transformación personal y colectiva.
Ochenta años después del final de la Segunda Guerra Mundial, son muchos los episodios y secretos que se guardaron a toda prisa en favor de la reconstrucción del mundo
. Desde el suicidio de Hitler en abril de 1945 al lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki, pasando por los bombardeos de castigo contra Alemania y Japón, hasta la trágica vuelta a casa de los supervivientes del Holocausto o los crímenes cometidos en el último minuto, el afán por contar un desenlace feliz corrió un velo sobre hechos y datos que han quedado en el olvido hasta hoy.
Grego Casanova, historiador, periodista y youtuber, revela con gran pulso narrativo y rigor en las páginas de este libro lo que nunca te contaron de una contienda que hasta el final fue destrucción, discordia y sangre.
«Para Simone Weil, la acción política, incluso la acción revolucionaria, debe ser concebida como una acción metódica y racional -lo que equivale para ella a una forma de trabajo- en la que hay que esforzarse por evitar, en la medida de lo posible, que se desaten las pulsiones irracionales y la violencia. La verdadera revolución es un himno a la vida, una manera de respetar al ser humano poniendo remedio a la explotación, a la opresión y a la injusticia, ahí donde se manifiesten. Si el fin de la revolución se autonomiza, es decir, si la revolución se torna un fin en sí, dejando de ser un medio para mejorar la vida humana, termina perdiendo su significado». (Del prólogo de Cristina Basili) Traducción de Íñigo Sánchez-Paños y Elena M. Cano