Lo que hoy se conoce como mundo clásico, y que pervive entre nosotros a través de la historia de su recepción, es en realidad el precipitado de dos tradiciones, de dos culturas, en un sentido muy amplio de ambos términos que engloba aspectos tanto intelectuales como institucionales y materiales. El lema horaciano Graecia capta ferum victorem cepit intulit agresti Latio [La Grecia conquistada conquistó al feroz conquistador y trajo las artes al rústico Lacio] recoge solo de modo parcial esta idea: la Grecia conquistada enseñó a Roma sus artes, es cierto, pero fue Roma la que proyectó a Grecia por todo el imperio y hacia la posteridad, y la que hizo suyo el legado heleno para convertirlo en factor de su propia hegemonía imperial e identidad. Este libro se hace cargo de este enriquecedor hibridismo cultural. Especialistas de primer nivel analizan múltiples contextos, desde la política a la economía, desde la cultura a diferentes ámbitos de la sociedad, en los que cobró cuerpo el helenismo bajo hegemonía romana. La obra muestra que los frutos del hibridismo grecorromano trascendieron el mundo mediterráneo y presta particular atención a su decurso entre los siglos ii a.C. y ii d.C.
José Carlos Ibarra, autor de este volumen, breve pero henchido de sugerentes reflexiones, ha optado por titularlo Desencanto y no Desencantamiento, porque se ha percatado de que la crisis producida por la razón instrumental ha conducido no tanto al desencantamiento del mundo como al desencanto del individuo.
Ibarra nos muestra cómo la decepción que produjo el fracaso del paradigma progresista, impulsado por la burguesía y heredado por el proletariado, centrado en el ideal del avance científico-tecnológico y en las promesas de un cambio en el terreno sociopolítico, se saldó en Alemania con la aparición de la desencantada escuela filosófica pesimista.
Pero más allá de una querella sobre escuelas, definidas por unos principios filosóficos comunes a sus representantes, lo decisivo de este libro es que muestra el caldo de cultivo en el que surge algo que trasciende el típico escolasticismo filosófico: ni más ni menos que un modo muy concreto de pensar, el pesimista.
Una biografía como ninguna otra de una escritora querida en todo el mundo por sus novelas sobre la vida, el amor y la sociedad en la Inglaterra de la Regencia. * Este libro delicioso, que bebe de los diarios, cartas y obras de la autora, dibuja un retrato detallado de su vida y su tiempo y celebra su ingeniosa y perspicaz producción literaria. * Aderezado con delicadas ilustraciones y reveladoras citas, este exquisito compendio examina los orígenes de las historias narradas por Jane Austen y la importancia de su inmortal legado. Por encima de todo, revela a la mujer que fue y nos la presenta más viva que nunca. La biografía esencial de Jane Austen es nítida: hija de un vicario y la séptima de ocho hermanos, creció en la campiña de Hampshire en el último cuarto del siglo XVIII y cumplió su cometido como miembro de provecho de una gran familia. Nunca se casó, lo que, a medida que se hiciera mayor, le habría acarreado la pérdida de estatus económico y relevancia social. No le dio tiempo: falleció con apenas 41 años, con varias novelas ya publicadas, pero que no llegó a firmar con su nombre. Tan sencilla fue su vida —aunque quizá no tanto como subraya su primer biógrafo y sobrino—, que sus logros parecen inverosímiles.