En contadas ocasiones, la historia de una vida es también la historia de una época. Tras jugar un papel importante como comunista bajo el régimen autoritario de Pilsudski, haber ido a la guerra, y haber conocido las cárceles y los gulags de la Unión Soviética, Aleksander Wat logra regresar vivo a su Polonia natal en 1947 para emigrar a Francia en 1958, ya muy enfermo, hastiado del clima asfixiante y opresivo de la falta de libertad. Pero su enfermedad le impedía escribir. Será Czes_aw Mi_osz, conocedor extraordinario de su historia, quien le proponga llevar a cabo una serie de entrevistas que posteriormente transcribiría y que conformarán un libro de memorias fundamental del convulso siglo xx.
Caballero entre los caballeros, poeta entre los poetas, donjuán entre los donjuanes, tahúr entre los tahúres de burdel. Tan exquisito como insidioso en la palabra. Tan arriesgado como apasionado en los dormitorios ajenos. Tan hábil como excesivo con los naipes. Tan gallardo montando a caballo como implacable alanceando toros, hasta el punto de que inventaron para él, según dicen, la expresión de «picar demasiado alto». Don Juan de Tassis, conde de Villamediana, escribió su propia leyenda en el Siglo de Oro: la de un caballero español cuya fama, de Flandes a Roma y de Nápoles a París, traspasó todas las fronteras.
Este libro, nos dice su autor, es fruto de largos años de reflexión en torno a «líneas de pensamiento y experimentación poco habituales». Para él, la fuente es la imagen que mejor representa el misterio de la vida; en arquitectura, los rascacielos serían las fuentes heladas que han ido brotando en las ciudades. La forma, como afirmaba Sullivan, ha de ser siempre fiel a la función, pero, según Bragdon, la función debe expresar y determinar a la vez el significado mismo de la forma, como ocurre en los organismos naturales. Por tanto, la arquitectura ha de ser orgánica y estética, no en el sentido de «acorde con el buen gusto», sino en el más profundo de belleza.