La Revolución rusa, escrita por Rosa Luxemburg durante su estancia en la cárcel de Breslau, en Alemania, es una reflexión sobre las primeras medidas tomadas por la dirección bolchevique, en principio destinada a ser publicada en la revista de la Liga Espartaquista. Sin embargo, no vio la luz hasta 1922, tres años después del asesinato de su autora, debido al posicionamiento que esta había tomado con respecto al bolchevismo. En el escrito, Rosa mostraba su solidaridad con la Revolución rusa al tiempo que hacía una ardorosa defensa de la democracia que refleja fielmente la triple e inseparable dimensión de su pensamiento y su obra: socialista, demócrata y revolucionaria. El texto, muchas veces criticado y ocultado, merece hoy nuevos debates, pues su implacable lucha contra la guerra y el radicalismo con el que defendía la relación entre la libertad política y la igualdad social siguen teniendo, hoy como ayer, el mismo interés que cuando fue redactado.
El descubrimiento de América, las pinturas de Jackson Pollock, las consecuencias de la mayor tragedia minera de la historia, el destino de un veterano de la guerra de Vietnam, la deforestación del planeta, las fotografías de August Sander y Diane Arbus, la peripecia de una inmigrante recién llegada a Ellis Island o la supremacía mundial de Estados Unidos hoy son algunos de los hechos y personajes entre los que Bruno Remaury establece una inusitada y pertinente relación en este fascinante viaje en el tiempo y el espacio. Como el sabio cuentacuentos que pone su profunda erudición al servicio de la imaginación para penetrar el alma humana, el autor nos relata, con una lucidez y una sutileza admirables, cómo ha ido cambiando la relación con nuestros semejantes a lo largo de la historia y también nos describe cómo es la relación del hombre con esa compleja y a veces sofocante creación humana que es nuestro mundo. El ser humano contemporáneo ha sustituido su ancestral visión religiosa del tiempo por una perspectiva mitológica del espacio, es decir: nuestra civilización ha construido un mundo horizontal en el que, negando cualquier verticalidad o trascendencia, ya no da cabida a lo secreto, lo sagrado, lo enigmático. En esta original propuesta, en la que Remaury erige el miedo en motor de la Historia, somos testigos de una humanidad que ha pasado del protector espacio de las cavernas de sus antepasados prehistóricos a un espacio infinito regido por una despiadada lógica de exploración y explotación en el que no hay resquicio donde guarecerse de la injusticia, el dolor y la violencia imperantes. Con un portentoso don para establecer asociaciones, un ritmo narrativo extraordinario y una escritura en estado de gracia en la que se da una perfecta comunión entre el arte del relato y la especulación ensayística de índole antropológica, en la estela de Quignard o Michon, Remaury desentraña los hilos invisibles con los que se entretejen los azares de la Historia y la intrahistoria.
Una amenaza recorre nuestro tiempo: la amenaza de una crisis de salud mental. Según las encuestas, los casos aumentan cada día, especialmente entre niños y jóvenes, y la llamada «generación ansiosa» satura las consultas médicas con una queja común: estamos deprimidos. Las estadísticas no mienten, pero, ¿a qué se debe esta epidemia? ¿Cómo podemos explicarnos que toda una generación sufra de una manera distinta al resto?
Esta crisis, nos dice Marino Pérez, es producto de otras dos: la crisis de la psiquiatría y la crisis existencial de nuestros días. Por una parte, el idioma clínico se ha apropiado de todo sufrimiento, de forma que «sentirse mal» equivale, hoy, a estar enfermo. Por otra, las generaciones jóvenes, sobreprotegidas y adictas a las redes, sienten que el futuro es negro. Así, nos vemos inmersos en una «cultura del miedo» que nos vuelve vulnerables y que convierte cualquier obstáculo en una amenaza.
En este valiente libro, el autor acude a fuentes diversas ―desde Freud y Heidegger hasta Taylor Swift― para cuestionar la misma definición de qué es un trastorno mental, en un intento por recuperar la cordura en una época de desesperación