Poeta de la imaginación, elegante narrador y dramaturgo secreto, Rafael Pérez Estrada es un convencido escritor -en sus palabras- de 'ínfimas veleidades poéticas, mínimos relatos, intenciones epigramáticas, sentencias, delicadas perversidades, pensamientos surgidos de lo inesperado (muchas veces de las aristas provocadoras de la realidad) y extrañas máximas llenas de provisionalidades surrealistas', que disemina, agrupadas en series temáticas, por los diferentes títulos que publica. A este gusto por la escritura de lo mínimo lo denomina 'Pasión de lo Breve' y convierte la greguería y el aforismo, tras vincularlos a una imaginación sin límites, en un fértil terreno donde asentar su extraordinaria obra poética y literaria. 'En la mayoría de los estudios sobre el género aforístico -como recuerda Vicente Luis Mora en el prólogo a este volumen- se dedica un apartado a reunir las diversas terminologías personalizadas que el género concita, y entre ellas siempre se incluye la de 'brevería', creada por Rafael Pérez Estrada para sus creaciones minúsculas y afortunadas'. Breverías completas reúne las series aforísticas que publicó Rafael Pérez Estrada entre 1985 y 1992, a las que se suma, a continuación, una antología de poemas con estructura aforística dispersos por su obra. Este conjunto singular levanta uno de los pilares sobre los que emerge el renacimiento del género en el siglo XXI y convierte en indiscutible la ascendencia y maestría del autor en la historia del aforismo contemporáneo.
¿Cómo se relacionan la mente y la consciencia? ¿Qué mecanismos nos permiten ser quienes somos? ¿Por qué el equilibrio entre ambas facultades es esencial para nuestra salud mental?
El cerebro humano, con su complejidad inigualable, genera dos voces que definen nuestra experiencia de vida: la mente, lógica y práctica, que responde al mundo exterior, y la consciencia, íntima y subjetiva, que nos conecta con nuestras emociones más profundas. A través de la «Hipótesis de los dos cerebros», este libro explora por primera vez cómo estas dos fuerzas operan y coexisten en nuestro interior.
La mente sigue leyes físicas clásicas y computables, mientras que la consciencia, vinculada a procesos no clásicos, nos abre a lo inmaterial: imaginar, sentir y planificar. Este delicado equilibrio, cuando se rompe, está en el origen de trastornos como el estrés y la depresión, que afectan a millones de personas.
Internet tiene dueños: empresas privadas con ánimo de lucro. La mayoría de buscadores aniquilan cualquier tipo de privacidad y algunas redes sociales se han convertido en altavoz de la propaganda de ultraderecha tan solo porque resulta rentable. Pero no siempre fue así. De hecho, para maximizar los beneficios, internet tuvo que rehacerse mediante un largo proceso de privatización que duró años y que convirtió una pequeña red de investigación en una gran potencia del capitalismo mundial.
Internet para la gente es la historia de la privatización que ha creado el internet que hoy conocemos y que dio pie a las crisis que hoy lo consumen. Pero también es una respuesta: propone su desprivatización y que quienes lo gobiernen sean las personas y no los beneficios. Reducir el espacio del mercado y del afán de lucro, abolir los jardines amurallados de los gigantes que dominan nuestras vidas digitales al tiempo que se desarrollan alternativas de propiedad pública y cooperativa que permitan un control democrático real. Si queremos construir un internet mejor, es preciso cambiar quién lo posee y cómo lo organiza. No con la intención de que los mercados funcionen mejor, sino de que tengan menos poder. No para crear una versión más competitiva o más reglamentada de la privatización, sino para revertirla de una vez por todas.