El tema central de esta importante obra jungiana es la representación simbólica de la totalidad psíquica mediante el concepto del sí-mismo, cuyo equivalente histórico y tradicional es la figura de Cristo. Jung demuestra su tesis investigando las Allegoriae Christi, especialmente el simbolismo del pez y los símbolos gnósticos y alquímicos, que considera fenómenos de asimilación cultural. Los capítulos sobre el yo, la sombra y el animus y el ánima constituyen una valiosa integración de los conceptos claves del sistema junguiano.
La casa es el acontecimiento moral por excelencia. Antes de ser un artefacto arquitectónico es un artefacto psíquico que nos hace vivir mejor de lo que la naturaleza nos permitiría. Es el esfuerzo por adaptarnos a nuestro entorno y viceversa, una forma de domesticación mutua entre las cosas y las personas. Es la prolongación de lo que empezamos a hacer cuando nacemos: construir una intimidad con cuanto nos rodea. Por eso coincide con el «yo», y nos muestra que para decir «yo» necesitamos a los otros.
A partir de su experiencia en las treinta mudanzas que ha realizado a lo largo de su vida, el autor combina distintas disciplinas para analizar temas aparentemente cotidianos, como la configuración de la cocina, las camas, los pasillos e incluso los cuartos de baño, pero que, sin embargo, constituyen el telón de fondo de cuestiones fundamentales como la crianza, el sexo o los cuidados. Un heteróclito conjunto de conocimientos e historias que, con un brillante y muy personal estilo, nos orientan, en definitiva, hacia cómo ser felices, aquí y ahora, junto a los demás
En la Inglaterra del siglo XVIII, la relación entre el ser humano y los animales cambió para siempre con el descubrimiento de los grandes simios y la popularización de los animales de compañía entre la burguesía. Esta transformación dio lugar a un nuevo contexto cultural e intelectual que propició una mayor comprensión del resto de las criaturas del planeta, fomentando así su representación en la literatura moderna.
Laura Brown analiza algunas de las más destacadas ficciones narradas o protagonizadas por perros, a la vez que ahonda en la doble percepción que se tenía de los simios. Objeto de fascinación, los primates eran calificados de violadores, a la vez que se les atribuían las sensibilidades más delicadas, como el pudor o la justicia.
Este ensayo propone, pues, una perspectiva novedosa sobre la intimidad, la diversidad y la diferencia, una esclarecedora mirada sobre el modo en que las obras literarias se sirvieron de los animales para trasladar a la experiencia cotidiana las más variadas cuestiones filosóficas y metafísicas.