La cuestión del conocimiento –de su alcance, de sus fuentes, de sus consecuencias– es capital en la constitución de la polis ateniense, tanto que las controversias teóricas que suscita apenas son comprensibles si no se atiende a su dimensión política. La búsqueda de la verdad –o la pretensión de haberla alcanzado– nunca queda circunscrita a un topos subjetivo, ni siquiera en los planteamientos escépticos o relativistas, sino que tiene un componente colectivo de tal intensidad que no cabe disociarla del momento de la transmisión. Incluso las corrientes esotéricas, con sus prácticas de ocultación y sus precisas jerarquías, participan de este mismo lugar común que considera decisiva la transmisión del conocimiento. Este libro reúne a consagrados especialistas que tratan de dilucidar el carácter capital de la transmisión del conocimiento en la Atenas democrática.
La acuñación moderna de la filosofía no puede separarse de la crítica del prejuicio, de la sospecha de los hábitos y convenciones que rigen nuestros pensamientos y acciones. Pese a ello, la historia de la filosofía no siempre escapa al influjo de una mezcla de prejuicios, hábitos y convenciones que ofrece, como patrimonio no contestado, una cierta imagen de sus autores, temas y conceptos. Tal es el caso de la supuesta ruptura que realiza Cartesio, con su propuesta teórica, de los vínculos que antaño unían el saber filosófico con el saber teológico. Pedro Lomba muestra en este libro lo endeble de esta tesis o, en otras palabras, que la clave de bóveda de la filosofía cartesiana, en pugna con un escepticismo revestido con nuevos hábitos, tiene un nombre antiguo, pero irremplazable: Dios. La obra de Lomba ejerce así el noble oficio de la filosofía ilustrada: desautoriza nuestra comprensión prejuiciosa de la tradición. La crítica del programa cartesiano tiene un alcance inesperado: muestra la facilidad con que la filosofía se confunde con la teología política.
A mediados del siglo XVI, Europa sufrió la mayor amenaza de su historia: el avance del imperio turco islámico. Entre las principales naciones católicas europeas hubo una que, ante tal acontecimiento, decidió dar la espalda: Francia. Jean Dumont se atreve a arrojar luz sobre esta inquietante realidad y a plantear las preguntas que se derivan de ella. El 7 de octubre de 1571 fue la fecha de la victoria de Lepanto, cuando la Europa cristiana impuso un freno decisivo al expansionismo islámico que amenazaba las puertas de Roma, Venecia y Viena. Pero más allá de este trascendental acontecimiento, cuya dramática historia se relata íntegramente, Dumont revela que la complicidad de Francia con el Islam no dejaría de desplegar sus efectos a lo largo de los siglos siguientes, hasta nuestros días, culminando en los problemas a los que nos enfrentamos actualmente. Con la precisión y la novedad de su documentación internacional, a menudo inédita, Dumont nos ofrece una gran y fascinante saga histórica, profundamente reveladora.