Entre el siglo I a. C. y el II d. C. varios millones de personas de clase media y baja constituyeron la plebe romana. Su historia suele permanecer en la penumbra. En este retrato, Nicolas Tran privilegia a estos habitantes ?ordinarios?.
El mundo al revés, de Yang Jisheng, es la historia definitiva de la Revolución Cultural, con un detalle demoledor y desgarrador.La Gran Revolución Cultural Proletaria (1966-1976), un acontecimiento político de primer orden y un punto de inflexión crucial en la historia de la República Popular China, marcó el cenit y el nadir de la política ultraizquierdista de Mao Zedong. Reaccionando en parte al "revisionismo" de la Unión Soviética, que consideraba una amenaza para el futuro del socialismo, Mao movilizó a las masas en una batalla contra lo que él llamaba fuerzas "burguesas" dentro del Partido Comunista Chino (PCCh). Esta lucha de clases a gran escala, que duró diez años, devastó la cultura tradicional china y la economía de la nación.Tras su innovadora y premiada historia de la Gran Hambruna, Tombstone. The Great Chinese Famine, 1958-1962, Yang Jisheng presenta aquí la única historia de la Revolución Cultural realizada por un académico independiente con sede en la China continental, y hace una contribución crucial para comprender la influencia de esos años en la actualidad.
¿Por qué elegimos vivir en ciudades que nos ofrecen trabajos precarios y malas condiciones de vida? Más a menudo de lo que nos gustaría, tomamos decisiones que nos hacen infelices o que nos reportan malestar. Tradicionalmente, este tipo de comportamientos se explican desde la lógica y la razón. Se pone a lo consciente y a la voluntad en el centro del argumentario, y se asume que estas contradicciones son el resultado de obligaciones y condiciones materiales o de la irracionalidad del individuo.
Sin embargo, en Política del malestar se propone una óptica diferente: el psicoanálisis y la descentralización de la razón y el yo. Alicia Valdés profundiza en cuáles son los elementos que, más allá de la razón, consiguen que nos (des)movilicemos políticamente y por qué resulta más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo. El inconsciente y las emociones, aspectos tantas veces subestimados en el análisis político, recobran su importancia a la hora de explicar los diferentes senderos que el deseo puede llegar a recorrer en un camino dividido entre la pulsión de muerte y la posibilidad de imaginar presentes alternativos.