Ulises, el hombre de ingenio y mente deslumbrante; Alejandro Magno, cuyo sueño de un imperio mundial no se hizo realidad, pero que nos dejó un magnífico legado de civilización, tecnología y arte; la batalla de Teutoburgo, la gran derrota de Roma, muestra del horror de la guerra y la violencia, y también algunas de las páginas más sobresalientes de la contemporaneidad, como las guerras mundiales del siglo xx, en las que la Historia, como una verdadera magistra vitae, se repite y se revisita a sí misma. Si hay alguien que ha vivido muchas vidas en el espacio de una sola, sin miedo a viajar y a husmear en todos los pliegues del mundo, ése es Manfredi.
Una exploración por el Reino Medio egipcio como una era dorada de arte, historia y literatura, destacando la fortaleza de la XII Dinastía y la admiración que despertó en autores griegos clásicos. Las investigaciones arqueológicas recientes revelan su esplendor y riqueza cultural.
El liberalismo fue, durante algunos años y en algunos sitios, una doctrina capaz de dar una visión del mundo y de sugerir vías de acción; si hoy ha perdido su relevancia como -ismo, esto no es cierto, en cambio, para el adjetivo liberal. En esta obra concisa y conmovedora, Michael Walzer defiende lo liberal como un inventario de sensibilidades y valores esenciales para una política decente que no deja de ser compatible con una gran variedad de posiciones y doctrinas políticas, como el nacionalismo, el socialismo o el feminismo. Como todo adjetivo, escribe Walzer, no determina quiénes somos, sino cómo somos quienes somos. Ser liberal implica el rechazo de toda crueldad, uncompromiso con la igualdad y una apertura al pluralismo y a cierto grado de escepticismo e ironía. Ser liberal exige pensar con matices, no con contrastes.