Durante más de una década, Mary Nicotra, ha investigado la cuestión trans bajo el prisma del psicoanálisis lacaniano. Mediante una serie de casos particulares, en este incisivo ensayo plantea un primer interrogante: ¿existe un único modo de llamarse trans, gay, bisexual, mujer u hombre? Y a partir de aquí, se plantea una nueva cuestión: ¿cómo afrontar la sexualidad en general y a la transexualidad en particular?
Jacques Lacan ya destacó que las clasificaciones biológicas y de género que se reciben al nacer no impiden al individuo realizar una elección posterior. Y esa elección, hecha por el sujeto del inconsciente, está lejos de quedar fijada y ser definitiva, ya que la aceptación de un saber nuevo es el paso a un nueva experiencia en la cual se dan opciones que no se habían planteado antes. Este libro pretende plasmar que existen muchos modos de estar en el mundo y no tienen su origen en la biología o en el contexto cultural, sino en la lógica del discurso de cada persona.
¿Está en crisis la autoridad? Lo escuchamos en lugares y ámbitos muy diversos: la autoridad de los padres y de las madres en la familia; la de los maestros en el ámbito pedagógico; la de los médicos y terapeutas en su práctica clínica; la de los investigadores en el campo del saber científico; la de las jerarquías en las instituciones religiosas. Y sobre todo la de los políticos en el mundo de la política. De hecho, la autoridad siempre ha estado en crisis, especialmente cuando debe justificar en qué se autoriza. Y, cuando esta desfallece, el autoritarismo se convierte en el síntoma de un uso del poder que no puede respetar ya la singularidad de las personas.
En Autoridad y autoritarismo, Miquel Bassols recurre al psicoanálisis como instrumento fundamental para someter a examen la autoridad y las crisis sociales con las que está íntimamente relacionada, y nos plantea los interrogantes y algunas de las claves que sirven para encontrar respuestas a la compleja problemática que es inherente a ella.
Las feministas han sido ridiculizadas y acosadas en todo el mundo y en todos los tiempos. En el siglo XVIII, unas acabaron decapitadas en la guillotina; en el siglo xix, otras, las sufragistas, terminaron en prisión. Hoy, en países como Irán y Arabia Saudí, se sigue encarcelando a activistas feministas. Se las retrata como mujeres amargadas, enfadadas y nada atractivas. Sin embargo, las nuevas generaciones levantan su bandera con orgullo.