Un libro para conocer cómo a las mujeres se nos ha apartado siempre del poder. Y para que no nos vuelva a pasar.
Perder el miedo, alzar la voz, hacernos valer. Llevamos años hablando de la necesidad de liberarnos de lo que nos oprime, pero ¿quién nos explica de dónde salieron esos mandatos? Nos repiten hasta la saciedad la importancia de tomar las riendas de nuestra vida, pero ¿dónde se esconden las herramientas que nos ayudarían a hacerlo?
Una aproximación poética al arte de la meditación.
En el mundo de Chandra Livia Candiani, donde la palabra es imagen y poesía, meditar es quedarse quieto, seguir con paciencia la respiración y acogerla en silencio y con humildad; es seguir los movimientos de nuestra mente sin detenernos en los pensamientos sobre el pasado y el futuro, y dejar que pasen delante de nosotros como pájaros en un cielo vasto.
Meditar no consiste en crear un vacío a nuestro alrededor, sino en unir dos mundos: el de lo espiritual y el de lo cotidiano. Y entonces los gestos más ordinarios como cocinar, lavar, limpiar o leer pueden convertirse en formas de oración, en rituales que nos conectan en intimidad con nosotros mismos y lo que nos ocurre.
Escrito con una bella prosa poética, El silencio es algo vivo nos sumerge en un viaje hacia la práctica meditativa y nos demuestra que sembrar la meditación, así como la poesía, significa ante todo avivar la conciencia y reconocer que comprender es aprender a escuchar y esperar.
Esa desigualdad se retroalimenta y está averiando los tradicionales ascensores sociales: los impuestos dejan de gravar más a los que más tienen y la educación y las pensiones dejan de garantizar el ascenso o la protección social. El resultado es un edificio en el que los más ricos ganan más y los más pobres cada vez tienen menos, diferencias que se van enraizando en nuestra comunidad, de manera que quienes nacen pobres no pueden ascender y quienes nacen ricos nunca dejan de serlo.
La desigualdad es también empresarial y afecta incluso a la libertad de expresión, donde las líneas editoriales comienzan a servir a las grandes fortunas en lugar de a los grandes públicos.
Este es el estado actual de nuestro Edificio España. Hacen falta reformas urgentes para evitar que se derrumbe.