En 1877, Henry Spencer Ashbee, famoso coleccionista inglés de ediciones de El Quijote pero también de obras eróticas en todos los idiomas, se refería a España como un «país desafortunado» en el campo de la producción erótica impresa. La erótica publicada en castellano y en catalán en los siglos XIX y XX, poco o nada presente en las grandes colecciones públicas europeas y muy poco en las colecciones privadas, sigue siendo la gran desconocida de las bibliografías y estudios especializados. Sin embargo, la producción erótico-pornográfica existió en España desde comienzos del siglo XIX y fue bastante más variada y extensa de lo que, por mero desconocimiento, se pensó en un primer momento tanto dentro como fuera del país. Diez años después de una primera tentativa publicada bajo el título de Un infierno español (Madrid, 2011), presentamos esta nueva versión, notablemente corregida y aumentada, de nuestra bibliografía erótica. Con este actualizado inventario de las publicaciones eróticas clandestinas españolas (casi quinientos títulos en sus diversas ediciones, consultadas directamente siempre que ha sido posible) queremos reconstruir lo que pudiera haber sido el «Infierno español», o al menos parte de él, de haberse conservado todas ellas en alguna biblioteca, como ha ocurrido en otros países.
La actual pandemia ha revelado el concepto de «contagio» como uno de los más significativos de esta época que acaba de inaugurar la rápida propagación de la COVID-19. La relevancia del concepto reside en su ambivalencia: «Se da contagio en la magia, se da contagio en la ciencia […]: hay quien cree que la economía de mercado pertenece a la segunda y, en cambio, quien está convencido de que el turbocapitalismo y el vudú se parecen más de lo que se suele imaginar».
El libro analiza con audacia y modestia estas dos acepciones del concepto de «contagio», así como las consecuencias, los límites y las oportunidades que ha desencadenado la pandemia. Audacia porque presenta una amplia batería de conceptos en un prolífico ejercicio de experimentación. Modestia porque con ese ejercicio no pretende decir la última palabra, sino proporcionar conceptos como quien lanza aros salvavidas al mar en medio de un naufragio. Quizá a partir de esos salvavidas se puedan delinear el eje de coordenadas o el atrapasueños con los que llegar a rozar el acontecimiento histórico que ha encerrado a medio mundo en casa.
«Si no tiene tiempo para leer, no tendrá el tiempo
ni las herramientas necesarias para escribir.»
Mientras escribo empieza con el relato de la asombrosa infancia de Stephen King y su extraño y temprano interés por la escritura. Una serie de vívidos recuerdos de la adolescencia, de la universidad y de los años de lucha que lo llevaron a la culminación de su primera novela, Carrie, aportan al lector una amena y divertida perspectiva sobre la formación del escritor. A continuación King describe las herramientas básicas del oficio y expone sus opiniones personales sobre el secreto de la escritura. Mientras escribo culmina con el conmovedor relato de cómo la necesidad de escribir lo estimuló a recuperarse del accidente casi fatal que sufrió el 19 de junio de 1999.