La pandemia y la salida de ella están cuestionando el modelo de globalización y los gobernantes se ven llevados a sentar las bases de una nueva globalización condicionada por los cambios tecnológicos y, más recientemente, por la política belicista de Rusia. Esta nueva globalización tendrá ganadores y perdedores que, sin duda, son sensibles a los discursos del populismo y del nacionalismo de diversa índole. Asimismo, los cambios y tendencias emergentes obligan a repensar los ejes y paradigmas de la nueva política económica rompiendo con cierta vagancia intelectual que tiende a querer interpretar lo nuevo con categorías heredadas de un pasado caduco. Es una realidad que el contexto macroeconómico ha devenido más complejo y difícil de gestionar. Y las pretensiones rusas no hacen sino agudizar las tensiones sobre los precios, truncar las expectativas de una recuperación económica intensa y alterar la hoja de ruta de los grandes bancos centrales atrapados entre su misión de yugular la inflación sin estrangular la recuperación. Un águila imperial sobrevuela el cisne negro de la inflación. Este cúmulo de factores adversos ha forzado un giro copernicano en las políticas llevadas a cabo por las instituciones comunitarias. A lo largo de esta obra se ponen de manifiesto todos los cambios económicos y sociales que se han producido en los últimos años; en especial se remarca la pérdida progresiva de peso de las rentas salariales en el producto interior bruto, la precariedad del empleo, la automatización y la robotización, con la consiguiente pérdida de empleo. También se pone de relieve el creciente protagonismo de China, el aumento de la presión fiscal, el proceso hacia un estancamiento secular, sin crecimiento ni recesión, el envejecimiento de la población, el encarecimiento de las materias primas y el incremento de la inflación junto a una situación de recesión, lo que da lugar al fenómeno que se ha denominado estanflación. (cont.)
En esta obra se acomete una completa puesta al día del tema de las evaluaciones psicológicas de la custodia. Cada vez es mayor la exigencia social de que las decisiones judiciales relativas a los planes de parentalidad tras las rupturas se fundamenten de manera adecuada, y esto incluye el que se tenga en cuenta el mejor conocimiento científico hoy disponible. Esta obra provee a los profesionales de la psicología de esa base empírica de consulta tan necesaria cuando plantean sus evaluaciones familiares o argumentan sus conclusiones en los dictámenes de custodia. Pero la obra también ofrece a los profesionales del derecho (abogados o jueces) criterios para valorar la calidad técnica de estos dictámenes y así puedan ajustar sus expectativas respecto a los mismos y su capacidad predictiva. Con un enfoque crítico y práctico, el libro trata sobre cómo trasladar la evidencia científica a la casuística particular, con especial detenimiento en las custodias compartidas sin acuerdo y las disputas en las que concurren alegaciones de violencia en la pareja. A lo largo de sus páginas se desgranan desde pautas básicas de actuación, que pueden ser una guía excelente para evaluadores noveles, hasta complejas propuestas orientadas a sistematizar el proceso evaluativo o al manejo combinado de variables en la toma de decisiones que, sin duda, interesarán a los más expertos. En la obra se aúna rigor y vocación de ser una herramienta útil en un terreno en el que no abundan las publicaciones especializadas y las decisiones que se toman impactan de lleno en el bienestar de los y las menores.
A pesar de que el concepto de dignidad humana sea probablemente el más básico del Derecho del Estado constitucional, los juristas no se han preocupado, hasta hace muy poco, por aclarar esa noción; en muy buena medida, eso se debe al predominio —en la teoría y en la práctica del Derecho—, también hasta fechas muy recientes, del paradigma iuspositivista, con su tesis de la separación conceptual (radical) entre el Derecho y la moral. Sobre la dignidad humana supone un intento de colmar esa laguna partiendo de una concepción postpositivista del Derecho que tiende a subrayar su carácter de práctica social, de actividad dirigida al logro de ciertos fines y valores, lo que lleva a entender las relaciones entre el Derecho y la moral en términos no solo de separación, sino también de continuidad.