En busca de un reemplazo para la agenda Hermès que ha perdido su marido, Brigitte Benkemoun compra una antigua en eBay. Casi idéntica a la original, con «el mismo cuero liso, pero más rojo, más suave, y con una pátina brillante», esconde en su interior una libreta de direcciones que data de 1951. Al hojearla, descubre con gran fascinación que los nombres que aparecen en sus veinte páginas (en la B, Breton, Braque y Balthus; en la C, Cocteau; en la E, Éluard...) son «los más grandes artistas de posguerra ordenados alfabéticamente», que pasan a ser el hilo conductor de este libro.
Benkemoun emprende entonces una búsqueda obsesiva y pronto averigua que la agenda perteneció a Dora Maar, la famosa Mujer que llora de Picasso y una artista brillante por derecho propio. La autora se embarca en un viaje de descubrimiento de dos años para contar la historia de una mujer provocativa, apasionada y enigmática, y el papel que cada una de aquellas figuras desempeñó en su vida. El resultado es un retrato único y deslumbrante de la artista y su mundo a través de instantáneas, escenas de fiestas e icónicos cafés, y fragmentos impactantes de su poesía y de la poesía escrita sobre ella.
Con Feminidad salvaje, la sexóloga Sonia Encinas nos invita a abrir una caja de Pandora que lleva demasiado tiempo enterrada y a unirnos a una revolución que no necesita ni pancartas ni barricadas. Esta tiene lugar en lo más íntimo, en nuestra propia cama, en nuestro propio cuerpo, en nuestros propios ritmos sexuales y en la definición propia de la feminidad. Se trata de una sublevación ante lo que nos dijeron que debíamos ser y de una transformación que nos conecta con nuestra esencia más salvaje, aquello que no podemos (ni debemos) domar. Un camino hacia la mujer sexual que somos. Para recuperarnos, liberarnos y gozar.
Sonia Encinas, con su gran habilidad para comunicar, se desnuda ante la lectora y, a traves de su propia historia #a la vez tan personal y universal#, la guía para reconectar consigo misma, con su cuerpo, con sus emociones y creencias, para redescubrir sin pudor su propia sexualidad.
"Me da envidia la vida que tenían mis padres a mi edad." Bajo ese discurso pretendidamente crítico se esconde una idealización de un tiempo pasado que nunca fue mejor. Una nostalgia fundamentada en un modelo familiar único, una sublimación del medio rural, un capitalismo alienado y una negación de los avances sociales logrados a lo largo de las últimas cuatro decadas. Son argumentos propios de una izquierda conservadora que se espanta ante la perdida de su hegemonía. Lo neorrancio es lo que ocurre cuando miramos al pasado con la venda del recuerdo y cuando convertimos la experiencia propia en universal. Un libro que pone el presente en valor y que da pautas sobre hacia dónde debería enfocar la izquierda sus demandas.