En este segundo tomo de El mundo mediterráneo en la Edad Antigua, Pierre Grimal narra la historia de dicho ámbito desde los últimos años del siglo iv a.C. y todo el siglo siguiente. El helenismo y el auge de Roma nos muestra el orden político, económico y cultural en Oriente tras la disolución del Imperio de Alejandro y el rápido ascenso y consolidación en Occidente de una nueva potencia, Roma. De este modo el Mediterráneo será el límite y punto de disputa entre el Oriente helenístico, el Occidente romano y el norte africano con el Imperio cartaginés.
La primera industrialización no solo vino acompañada de una miseria de masas, con ella también cambió la forma en la que las clases bajasnarraban las dificultades de su presente y sus modos de resistencia.Antes de que se pudiese hablar de proletariado y, por tanto, cuandoaún no había palabras que nombraran la experiencia común deldesamparo, surgieron y circularon infinidad de textos, informes,estudios socio-estadísticos, boletines y novelas, que fueron despuésdespreciados como reaccionarios, anárquicos y románticos. Su delitofue echar mano de un pasado, en parte idealizado, para atacar a unpresente de muerte y destrucción. Esta revolucionaria investigaciónliteraria e histórica es un viaje a una época en la que las personassometidas al nuevo capitalismo pusieron en marcha una poesía de laclase con la que enfrentar la prosa de la situación, así como unarehabilitación tardía del anticapitalismo romántico.
A primera vista, el aumento del uso de armas no letales por parte de la policía garantizaría menos muertos y heridos graves en las protestas civiles. El tono eufemístico del concepto apunta en esa dirección. Sin embargo, ocurre justo al contrario. ¿Por qué? La utilización de balas de goma, gases lacrimógenos, granadas aturdidoras o pistolas eléctricas se ha multiplicado desde que empezaron a implantarse hace ya cuatro décadas. A medida que la democracia liberal pierde capacidad de regular las relaciones sociales, las garantías del Estado de derecho se entremezclan con lo que ha venido en llamarse Estado de excepción permanente. Ello implica que se crean nuevas infracciones, se amplía la definición de las ya existentes, se añaden circunstancias agravantes que agravan la calificación penal y aumentan las penas, aumentan los poderes policiales, y se reducen las libertades. Cadena perpetua en los tribunales, años de aislamiento en las cárceles, y mano dura en las calles. Hasta hace no tanto, la utilización de este tipo de armamento estaba acotada a contextos concretos. Ahora se emplea preventivamente contra un gran abanico de movilizaciones. Las mutilaciones, secuelas permanentes o perdida de vidas humanas quedan generalmente impunes.