¿Es lícito acabar con la propaganda de genocidas, dictadores, esclavistas, invasores y otros personajes tan deleznables en el espacio público?
Este ensayo provocador y fascinante demuestra por qué es hora de retirar los homenajes que ofenden a la ciudad progresista.
Ya en la Roma clásica la destrucción de monumentos y símbolos era una forma de borrar de la historia a los enemigos que habían sido derrotados. En épocas más recientes, esta práctica ha adquirido otro significado las estatuas de Colón, Lenin o Sadam Husein han sido expulsadas de los lugares donde una vez se alzaron , convirtiéndose en una reivindicación por el respeto a la nueva ciudadanía que no quiere esa carga.
El historiador del arte y periodista Peio H. Riaño aborda un debate en auge que se pregunta cómo queremos que sea la ciudad del siglo XXI, mientras el movimiento Black Lives Matter protesta contra los símbolos racistas y en Latinoamérica miles de personas se manifiestan pidiendo la desaparición de los conquistadores de bronce y piedra que aún adornan sus calles.
El filósofo Byung-Chul Han dirige ahora su mirada crítica hacia las nuevas técnicas de poder del capitalismo neoliberal, que dan acceso a la esfera de la psique, convirtiéndola en su mayor fuerza de producción. La psicopolítica es, según Han, aquel sistema de dominación que, en lugar de emplear el poder opresor, utiliza un poder seductor, inteligente (smart), que consigue que los hombres se sometan por sí mismos al entramado de dominación. En este sistema, el sujeto sometido no es consciente de su sometimiento. La eficacia del psicopoder radica en que el individuo se cree libre, cuando en realidad es el sistema el que está explotando su libertad. La psicopolítica se sirve del Big Data el cual, como un Big Brother digital, se apodera de los datos que los individuos le entregan de forma efusiva y voluntaria. Esta herramienta permite hacer pronósticos sobre el comportamiento de las personas y condicionarlas a un nivel prerreflexivo. La expresión libre y la hipercomunicación que se difunden por la red se convierten en control y vigilancia totales, conduciendo a una auténtica crisis de la libertad.
En este ensayo, Byung-Chul Han relee a Heidegger en todas sus etapas como la reivindicación de un mundo cordial.El corazón, según certera aclaración de H¶lderlin, es el órgano que permanentemente hace fluir y refluir, desencontrarse y reencontrarse en asimilaciones y emisiones, en apropiaciones y enajenaciones, esas corrientes de vida que son los flujos sanguíneos canalizados por arterias y venas.Ya en terminología de Heidegger, el corazón sería una metáfora de esa intersección de cercanía y lejanía en la que temporalmente se hacen consonar las disonancias para hacerlas amables: el mundo como una confluencia habitable, pero que constantemente hay que estar construyendo, del sepultador cerramiento de la tierra y la inhóspita apertura del cielo. Si Ser y tiempo, la primera obra capital de Heidegger, se suele leer como un redescubrimiento del mundo y de la vida pensados del hombre, en este ensayo Byung-Chul Han relee al filósofo alemán en todas sus etapas como la reivindicación de un mundo cordial. En este canto a la afabilidad, Han pone a Heidegger en fecundo diálogo con la tradición filosófica alemana, la fenomenología francesa y la literatura contemporánea.