Un aviso para navegantes frente a los desafíos de un nuevo mundo definido por los cambios tecnológicos.
Tras la publicación de 1984, el clásico de las distopías de George Orwell que se planteaba como una crítica de los totalitarismos ya existentes trasladados a un lúgubre futuro, Mundo Orwell recupera parte del espíritu de la obra y se propone servir de aviso a navegantes de la red y de la vida cotidiana frente a los desafíos de un nuevo mundo. Un mundo definido por la aceleración de los cambios tecnológicos que se nos imponen en todos los ámbitos de la vida a una velocidad desenfrenada, determinando hasta nuestra manera de pensar. Un mundo que implica además peligros sustanciales para los valores, identidades y concepciones que nos han acompañado, al menos, desde la Ilustración.
No sabemos qué te ha llevado a sentir curiosidad por este libro. Tal vez estés pasando por una etapa con un alto nivel de estrés. Quizás sufres una gran saturación de trabajo. O estás empezando a comprender las responsabilidades que conlleva tener un hijo. O puede que estés viviendo una tormenta emocional como consecuencia de una nueva relación fallida. Sea lo que sea, seguro que puedes encontrar las palabras justas dentro de la sabiduría estoica.
EnCómo ser un estoico, el filósofo Massimo Pigliucci ofrece el estoicismo, la antigua filosofía que inspiró al gran emperador Marco Aurelio, como el mejor camino para conseguirlo. Mediante una conversación entre el mismo Pigliucci y Epicteto, el antiguo esclavo convertido en maestro, y un sinfín de consejos, ejercicios prácticos y propuestas de meditación, este libro se convierte en la guía esencial para vivir la vida según las pautas del estoicismo y encontrar las soluciones que esta filosofía práctica puede aportar a nuestros problemas modernos.
Dos años antes de su muerte, Harold Bloom inició una serie de cinco libros en los que realizaba un análisis literario, crítico y, ante todo humanista, de los personajes de Shakespeare. El primero se lo dedicó a Falstaff con quien Bloom se sentía especialmente identificado en su forma de amar la vida. «Si Hamlet es embajador de la muerte, Falstaff lo es de la vida», Bloom, quien interpretó al Caballero Gordo en los escenarios del British Art Center de Yale y, anteriormente, en Cambridge, Massachusetts, veía a Falstaff, y a sí mismo como uno de esos profesores sin colegas y con numerosos estudiantes. Influido por el personaje Shakesperiano, amó la vida, la gozó, y la enseñó. No quería discípulos académicos sino seres humanos capaces de leerse y cuestionarse.